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ngre fue confundida con las aguas del Caronf! Por cual serie de sucesos tan inespera- s he vuelto por fin a esta antiguo mundo, para traer los lastimosos acentos de mis. cesario una dilata historia para manifestar las infinitas ,calamidades, penurias ¿ilimentos y otros obstacúlos que varias veces pusieron a varios de aquellos fun- dores próximos a la precision de desistir de tan santa empresa; pero superando r fin todo obstáculo y dificultad, y resueltos a vencer o a morir segun ellos mismos clararon al Monarca, empezaron .a abrirse caminos en aquellos bosques que pa- cian impenetrables; principiaron a reducir e ilustrar a los indios que allí habitaban mobestias; fundaron luego nuevos pueblos e iglesias, y establecieron sus labran- s y hatos o crías de ganados con tales adelantamientos que aquella Provincia en nde el Rey de España solo poseía antes unas pequeñas fortalezas en la orilla del rinoco, llamadas ahora de la antigua Guayana, en las que mantenía un pequeña stacamento de soldados, se miraba ya-en nuestros días hecha un jardin espiritual temporal: espiritual por las muchas almas que daba para Dios, temporal por la ande utilidad y honor que de allí resultaba a la Nacían española, y aun a los ismos indios que iban ilustrandose y adelantando cada dia mas en 'varias artes y icios, con que se hacían mas sociales y utiles a la república y a si mismos. Se ha- a formado desde entonces la capital con el mismo nombre de Guayana, donde sidían el Obispo y el Gobernador de dicha provincia: es esta una ciudad pequeña. ro hermosa y comercial; sus habitantes en gran parte son europeos, criollos de li mismo. Hay a mas de esta otras poblaciones subalternas de europeos, criollos indíos, de los cuales un crecido número deben su fundación y progresos a los pa- es Observantes de San Francisco, hijos de las distintas Provincias de España. ero lo mas floreciente de la Provincia eran los veintisiete pueblos de indios fun- dos y gobernados en lo espiritual y temporal por los predichos Padres Misione- s Capuchinos de Cataluña, que aunque vívian distribuidos en tales pueblos para mejor regimen de éstos, observaban rio obstante una perfecta vida comun de- ndientes y gobernados de un prefecto y dos Conjueces, electos Capitularmente r la misma Comunidad congregada; habia a mas de estos un procurador gene- l que cuidaba los intereses de los indios y atendía a las necesidades de los Misio- ros. Estos hermosos uniformes pueblos arreglados segun un mismo plan y las s villas de Upatu y Barceloneta, constituyen lo que llaman baja Guayana, poco enos extensa que la Provincia de Cataluña: confina por el Oriente con el mar; r el Norte con el gran Orinoco; por el Poniente, con el caudaloso rio Caroní, y r el sur, con las tierras de los holandeses y portugueses. El clima es allí muy ca- do, pero muy sano; la estaciotz es todo el ario igual y a corta diferencia corno el as riguroso verano de España; pero las brisas o vientos Nordestes la templan al- n tanto, y hacen las noches algo apacibles, particularmente en los seis meses del o que allí //aman verano, no por otro motivo, sino porque no llueve, por contra- sicion aWos otros seis meses, en que todos los días llueve, y los llaman invierno; s tierrasNon fertílisimas en algodon, maíz, arroz, café, cacao, quina y frutas de rias calidades, propias de aquel deleitable país, que no es raro arrebatase la ad- iracion del famoso y célebre Colon, quien luego que descubrió las niargenes del rinoco, y reparo en ellas la singular y pintoresca hermosura, variedad y extrañe- de arboles, plantas, yerbas, flores, frutos y animales de infinitas 'especies, no udo menos que figurarse habia descubierto el paraíso terrenal. De los sobredichos pueblos, cuyos nombres, titulares, habitantes, Misioneros c., se hallarán en el estado que se pone al fin de esta °brilla (1), dependía casi por tero la subsistencia de toda la provincia de Guayana. por ser los mas abundan- s en ganados y frutos de toda calidad; por ellos se bahía mantenido libre esta pro- ncia, y a favor del Rey nuestro señor, a pesar de que la mayor parte de Costafir- e !labia sido inundada par la insurreccion. Los rebeldes insurgentes viendo la ucha resistencia, y conociendo que la causa total de ella era el influjo de los pa- (1) Nosotros lo insertamos en ei año 1816, al que corresponde semejante documento pág. 322 y 323—. — 329 —

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