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- 327 - NÚMERO 74 —1817 Santa Muerte de los Misioneros Capuchinos de la Guayana, sacrifica- dos con desafuero de la Religión y de la humanidad, Historia 1 de la 1 Revolución Hispano- Americana 1 por don Mariano Torrente 1 Autor de la Geografía Universal. J Tomo 11, 1 MadrId: ¡ imprenta de Moreno, pla- zuela de Afligidos, núm. 1. 1 1830 1 folios 335-336 y 337. «.:...Cruzando por el Orinoco, (Piar) invadió i se apoderó de las misiones de Ca- on¡, parte la mas poblada í la mas rica de la provincia; se componían aquellas misiones e varios pueblos, habitados solamente por indios, que hablan sido humanizados por l paternal desvelo de los RR. PP. capuchinos catalanes. Aquellos establecimientos eran un vivo recuerdo de la vida paternal: la voz evan- élica de tan santos varones eran las unicas leyes que regian en su pacifica sociedad: ran en ella desconocidos los delitos; las costumbres conservaban su primitiva pureza: si la ilustracion no havia hecho los mayores progresos, abundaban generalmente la irtud i un fondo puro de devocion ada la verdadera creencia; la ambiclon, los celos, a rivalidad 1 la desobediencia eran éntes totalmente ignorados; el amor del projirno, la idelidad en los contratos, la seguridad en la propiedad, la frugalidad, la templanza, la umisión y.la paz habían fijado aquí su morada, Este fue pues el blanco de la crueldad de Piar: persuadido de que jamas podría traer á su partido á aquellos habitantes mientras que ejerciesen su apostólico influjo os venerables religiosos, concibió el atroz proyecto de sacrificarlos a su saña 1 furor abiendo mandado que se reuniesen todos en el pueblo principal, que era la residencia el prefecto, les intimó la sentencia de muerte, que había de ejecutarse al día siguiente. Horrible noche por cierto que debiera haber extremecído a los hombres mas encalleci- os en el crimenl. Toda ella fue ocupada por aquellas almas privilegiadas en los mas ervientes actos de piedad i religion: durante toda ella resonaron los salmos y cánticos ivinos póra adorar los decretos de la providencia; hasta sus mismos carceleros, que lo ran los soldados mas feroces de Piar, llegaron a compungirse al ver tanta entereza, anta conformidad y resignación, i tan edificante santidad. Pasada la niecila noche, i cuando ya todos los religiosos se hablan confesado mu- uamente.lebró el Prefecto el santo sacrificio de la Misa, i les repartió el sagrado Pan e la liucaristia; continuaron sus santas oraciones, preparatorias del terrible trance que ban á sufrir, hasta las cinco de la mañana en que se abrieron las puertas del templo: onducidos a la plaza inmediata, que era el punto destinado para el sacrificio, hincados e rodillas, i dirigiendo las últimas miradas deja la casa celestial que hahian levantado esde sus cimientos con tantos afanes y desvelos; traspasados.sus corazones al consi- erar el abandono en que quedaban sus hijos espirituales i los horribles males en que ban a verse sumidos aquellos pueblos que formaban todo el objeto de su predileccion 1 uidado; poseídos del roas fiero dolor al ver tanto deafuero cometido á la religión, 1 anto ultrage á la misma humanidad, fueron sus ultimas palabras las de recomendar quellas Misiones al supremo Hacedor (le todas las cosas, al Dios de los ejereitos, quien odo lo provee 1 todo lo dispone. Concluidas sus santas.deprecaclones, presentaron humilde 1 resignadamente el uello á la feroz cuchílla; pero la voz del protervo caudillo no fue oída por los soldados e Venezuela, a quienes repugnaba un atentado tan barbaro e Inhumano: los desalma- os negros del Guaneo fueron los fieles ejecutores de tan atroz mandato; 1 las almas de quellos bienaventúrados religiosos volaron en. un momento alas eternas mansiones».

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