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3 26 Concluida, todos los religíosos se confesaron mutuamente y terminado este r puestos de rodillas, comenzaron a cantar los salmos y oraciones que la Iglesia designados para este caso. Cuando ya pasó la media noche, el Prefecto vestido con los hábitos sacerdota celebró el Santo Sacrificio de la Misa, y concluido dió la sagrada Comunión a toda] Comunidad Entonces volvieron todos a entonar los correspondientes cánticos. has] las cinco de la mañana que se abrieron las puertas del Templo, y salieron para 1 muerte. Todas las tropas que le rodeaban por la noche habían sido testigos de la esced Los religiosos se hincaron en la plaza enfrente del Templo, vueltos hacia el si rostros, y el Prefecto dá principio a la mas patética exhortación, Entonces los soldados de Venezuela recibieron la orden para la matanza, yi negaron a ello. La recibieron los negros del Guaneo, y las almas de aquellos bienaventurad religiosos volaron al Cielo. . Recuerdos sobre la Rebelión de Caracas. —Madrid 189. '-José Domingo Diaz1 'Imprents de D. Leon Amanita,--Plazuela de Celenque (folio 207 y 208). 1,) En el periódico de México titulado: «El Noticioso», se dijo lo siguiente: «Las misiones del Caroní son la parte principal de la provincia de (Juayana;T más poblada y la menos pobre. Su restablecimiento es debido á los R. R. P. P. cap, chinos que á costa de. sacrificios, sufrimiento y penalidades habían podido reunir en.10 cledades los indios salvajes que vagaban en tribus errantes. Buenos pueblos, deen iglesias, regulares costumbres y suficiente civilización han sido el fruto de unas ta.r que han restituido al género humano una parte que debía considerarse perdida: sin nl recompensa que la satisfacción que resulta de hacer bien, y la posesión exclusiva d afecto de todos los indios para cuyo bien hablan trabajado. —Bolívar vió en estos vel rables sacerdotes cumplidos todos los fines de sus detestables deseos. La posesiórr'i Guayana era precaria mientras ellos no desapareciesen; pero este golpe tan horríblej á llenar de execración al miserable que lo ejecutase. Sus mismos satélites no hablan vidado aún el respeto que aquellos merecían, Sus fines estaban cumplidos haciéndolos degollar por las manos de su compa ro Piar, sin que apareciese su nombre, y una orden reservada llenó todos sus deseo Piar recibió esta orden execrable, y la puso en ejecución. Veinte y dos sacerdotes q componían casi toda la venerable comunidad de capuchinos misioneros del Caroni, fu ron degollados á las cuatro de la mañara en la plaza del pueblo principal de las misl nes, sin haberse visto en aquellas santas victimas, sino.todas las señales de la gracia lestial. La noche anterior á su sacrificio la .habían pasado en fervorosas oraciones,, entonar hinnos al Dios en cuya presencia iban á presentarse. Es tiempo, les dijo el . túpido instrumento de Bolívar, y ellos sin articular otra palabra que la de hágase, S ñor, tu santísima voluntad, marcharon tranquilamente al lugar destinado para su mujo te. Las cabezas venerables de veinte y dos sacerdotes cayeron al suelo en el mismo s1 en que en otro tiempo se las habla visto levantar solamente para anunciarla palabra Dios; y sus troncos desangrados sirvieron de escarnio á algunos, aunque pocos, de bárbaros asesinos--Ya entonces vió Bolívar conseguidos sus proyectos. La noticia. este inaudito asesinato llenó de horror aun á los más inmorales de su gavilla y cargó miserable Piar con toda su execración. El mismo Bolibar (autor de ese asesinato) dec. ró que era indispensable el castigo de quien sacrílegamente habla hecho correr lá sang de las personas más venerables de Guayana».

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