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- 241 - PARTE SEGUNDA. [Estas dos partes (segunda y tercera) no pertenecen a los PP. Capuchinos ni a los asuntos de Venezuela; se Incluyen tan sólo para aviso de lo que pueden hacer y deben evitar los futuros misioneros.] El gobierno espiritual de los pueblos reducidos es muy correspondiente al reli- gIoso, cristiano y apostólico celo de los Padres misioneros a cuyo cargo se hallan. Su infatigable desvelo se reduce a educarlos en los misterios de nuestra sagrada fe. Al romper el din, concurren todos los neófitos con uno de los Padres a la iglesia a rendir las alabanzas al Señor; rezar la .doctrina cristiana y oír misa. Ocupan cerca de dos ho- ras en estos actos religiosos, y a la tarde, como una hora antes de ponerse el sol, vuel- ven a Juntarse en la plaza las mujeres y niños, así neófitos como catecúmenos, donde aquéllas, haciendo un cerco, y éstos separadamente en otro, se les va enseñando la doctrina Cristiana Por uno de ellos mismo que mejor la sabe, celando los religiosos el qtc no se falte a la formalidad de esta loable costumbre, bien que, por lo regular, no asisten todo el tiempo que se ocupan en ella, sino procurar dar alguna que otra vuelta. Dura este ejercicio hasta ponerse el sol, y después de anochecido tocan al Rosario y vuelven a juntarse en la iglesia para rezarle, aunque no todos, porque muchos, o por sus ocupaciones verdaderas o aparentadas, se excusan, valiéndose de este pretexto. En el pueblo de Abapó, me informaron aquellos religiosos, que había muchas in- dias de ejemplar vida y que frecuentan los santos sacramentos de la Eucaristía. Para el gobierno temporal no hay formalidad en la elección de los jueces. Estos son: un gobernador y un teniente, dos alcaldes ordinarios, de primero y segundo voto, dos de la santa hermandad, un alcalde provincial, diferentes capitanes, un alguacil y fiscales, cuyo número arreglan los Padres con respecto al vecindario de su pueblo, y eligen a su gusto, y aunque en el primer año de mi gobierno procedió mi aprobación, después se ha faltado a esta formalidad, No mantienen la autoridad al gobernador ni alcaldes debida a sus empleos; algu- nas veces, el mayordomo u otros de aquellos confidentes del Padre aunque sean los muchachos de la cocina, les exceden en el mando. Si incurren en alguna fragilidad u otro exceso dé resultas de sus embriagueces, se les castiga de orden de los mismos Pa- dres, publicamente, con la pena de azotes, corno a los demás, y se les suspende de su empleo cuando les parece; de modo que en nada representan la distinción y autoridad superior para con los otros indios que previenen las leyes, ante por el contrario se ha- cen despreciables y ridículos sus empleos, y sólo son unos mandatarios de los Padres para ejecutar penas afliçtivas en los españoles comerciantes que pasan a aquellos pue bIos, prenderlos y quitarles sus cargas, aunque lleven la correspondiente licemicia de los jueces de Santa Cruz, con abandono a las disposiciones y reglas que para el efecto se han dictado por este gobierno. En una palabra, estos religiosos son absolutos en el mando temporal, con desprecio de la autoridad regia, el pueblo de Piray, de cuya fundaciórf se cuentan 19 años, no hay formalidad en elgo ierno político económico, ni otro adelantamiento que una radicada holgazane- ría. Esta, como cáusa de todos los vicios, hace que los clamores del P. Gil sean conti- nuos contra la embriaguez y sensualidad de aquellos neofitos. Se atribuye al mal ejem- plo de los Cruceños, por permitirles el comercio, y se queja altamente de sus excesos. Aunque en parte se le da razón, no se hace cargo del origen de estos males, y que para su reforma y destierro el establecimiento de esta policía con útiles ejercicios y tareas en que ocupara a sus indios, resultarían conocidas ventajas... El pueblo de Abapó nos da un fiel testimonio de estas verdades. El acertado go- bierno ecofiómico del R. P. Narciso de la Vesga Oteo, su primer cura y presidente, lo ha puesto en un estado ventajosísimo. El puede dar reglas y ejemplo a los demás, sien- do más moderno que el de Piray y Cabeza, Sus estancias están más provistas de gana- do que aquel, sin que les causen daño alguno a los indios en sus chacras, Estas las la- bran y cultivan sus conocidas utilidades y sus frutos de algodon les dan ocupación en las fábricas de tejidos que tiene establecido. Fla puesto escuelas de hilazas, donde las niñas y mujeres solteras se ejercitan todo el resto del día en tan útiles tareas. Los niños tienen otra, en que se les enseña la doctrina cristiana y pfjmeras letras, y cuando estén

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