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- 21 - todo. Y aun huyo alguno que al dezírle que si era malo lo echaría Dios al Infierno a pa- decer fuegos eternos, respondió: Pues yo no querre ir al/a, y con eso no iré. Tanta corno esta era su ceguedad e ignorancia, y que parece no ser posible llegar a mas, pues estavan tan sin conocimiento de Dios que prcgundandoles a los mas avisa- dos de ellos que ¿quien avia criado el Cielo y la Tierra?, despues de aveno pensado mucho, respondieron diciendo en su lengua: el Indio no sabe eso; lo mas que sabremos dezir es que ha mucho tiempo que esta echo. Si algunos se movían a lo que les proponíamos, venían otros Indios perversos (que llaman Piaehes, a quienes suele hablar y tiene engañados ci demonio) y les quita- van de executar aquellos buenos intentos, aternorizandolos de varias maneras, y a veces amenazandolos con castigos de el demonio, a quien, aunque no lo conocen con la for- malidad que nosotros, temen, mirandole como una cosa formidable que puede hazerles daños como alla hazen los tigres, y quitarles la vida o embiarles enfermedades. Hasta de un Español (en la realidad o en la apariencia) se vallo tambien el demonio haciendole enterrar (entrar?) entre los Indios que ya estaban movidos para su conversion, y les fue persuadiendo a que no nos permitieran en sus tierras, porque el sabia que les estaría muy mal porque cramos vna gen te' mala, y que si nos recivian los mataríamos de varias maneras, y a bien librar los vendriamos a hazer esclavos entregandolos a los Españoles para que se sirviessen de ellos, o se vengassen de las guerras passadas de Otros tiempos. Conque por estas y otras causas todo puede (fue de?) padecer a secas y trabajar sin fruto entre los Barbaros por espacio de dos años y medio. Pasados estos en constante perseverancia en medio de tantos trabajos y de otros muchos de diversos generos, fue Dios servido de querer premiar la perseverancia y tra- bajos de los Religiosos y oír sus ruegos y oraciones, siempre continuas y encaminadas al fin de la eoners1on a su Magcstad de tantos y tan ciegos Barbaros, moviendo a algu- nos de ellos, (le los mas principales, con soberano impulso, que vinieron a pagarnos las visitas que les aviamos hecho y a llevarnos de camino a sus tierras como lo hizieron, Conque con ellos, que eran Caziques, y el gentío a ellos sugetos, se dio principio a la primera población y reduccion de dicha Provincia de Cumnana, que se fundó en vn gran- de y muy ameno prado que esta al píe de uno de los mas eminentes montes que tiene el Mundo, que llaman el Cerro de Guacharo, y a esta primera Poblacion y a su Iglesia se le dio el nombre y titulo de Santa María de los Angeles. Con tan buen principio dio fin el año de 1659, y eomcnzo el de 60, y en este y los siguientes se tomaron cinco fundaciones mas y se formaron otros tantos pueblos e Igle- sias, fabricando estas los Religiosos por sus propias manos, cortando antes las maderas necesarias y cargando sobre Sus ombros los materiales, Conque, sin contar en dicho numero las dos poblaciones e Iglesias que los primeros Padres (1) (le esta Mission hizie- ron entre los Indios infieles llamados PI,ritr.zs (donde oy dlgníssimamente assisten Re- ligiosos Recoletos hijos de nuestro Scraflco Padre San Francisco) son siete las que oy tenemos: las cinco, en la Provincia de Cumana, que son de Santa María de los Angeles, Nuestra Señora de el Pilar, San Salvador, San Juan Bautista y San Francisco nuestro Padre. has otras dos en la Provincia de Caracas, que se intitulan, la vna San Antonio de Padua, y la otra (tomando el nombre del rnísmno territorio) del Pao. Todas ellas estan situadas en muy sanos y fertiles territorios y tiene vegas muy 'dílatadas y valles sobremanera grandes y amenos, bañados de muchos ríos mayores y menores de tal ma- nera que beneficiadas aquellas tierras por Españoles pueden rendir frutos suficientes para el sustento de muchas Españas. Estas siete poblaciones se tomaron de indios infieles de otras tantas Naciones, como son los Guamonteyes, Chaimas, Tapies, Azaguas, Cuacas, Cores y Caribes, cujas cabezas o Capitanes, que ellos llaman Caziques, ya reducidos al gremio de la Iglesia, se va aumentando cada día el número de los convertidos y poblados, que aunque con los Pyritus no pasan oy de nueve mil almas, cada día se van agregando de nuevo otros muchos, a causa de estar ya las cabezas reducidas, y tambien por predicarles en su len- gua muchas vezes los Religiosos, avíendo para esto primero vencido no pequeñas difi- (1) los primeros Padres Capuchinos de esta Misión llegaron a los Indios Cumanagotos, Pirltus y Palenques el Silo de mil seiscientos cincuenta-1650--. Véase «Relaciones de las Misiones de los PP. Capuchinos en las antiguas provincias españolas, hoy República de Venezuela. Sevilla, 1918. Relac. 3 y 4. Relac. V. fol. 87., y otras.
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