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19 - rias causas) no era posible entrar en las tierras de los Indios Infieles, en el interin que egavan a incorporarse los otros tres Religiosos que quedavan aca para passar despues los Galeones, les parecio hazer Missiones predicando y confessando en las Ciudades aquellas costas que se componen de Españoles y Negros, Indios y Mulatos, y que nues- o Señor fue servido de aprobar este intento, obrando luego mediante su gracia y dicha edicacion notables conversiones de almas, abraçando todas la penitencia que se les pre- cava, y con tal fervor que en muchos meses y aun en años enteros no se veían por las lles sino penitentes y penitencias muy notables, y en las Iglesias frecuencia grande de acramentos (cosa que hasta oy dura y alla antes no se acostumbrava) y entre tanta ultitçid y diversidad de gentes que oyeron la predicacion y doctrina de dichos Religio- s, se noto que no quedo alguno blanco, negro, indio ni mulato, Cavallero, ni Dama licada, que dexara de hazer rigurosas y publicas penitencias, disponiendo assi nuestro ñor que tenía determinado de embiar una grave parte a aquellas tierras de que (llega- el caso) nloririan de solos los oyentes de aquellos Padres, hasta cinco mil personas, quiso su Magestad Divina disponer aquella mies con tanto calor de penitencias y fre- encia de Sacramentos para tener tan buen Agosto de almas que todas nos dejaron a moral certidumbre de su salvacion. Y para mas assegurarla dispuso nuestro Señor que nos hallaramos ya juutos al empo de dicha peste los seis Religiosos sobredichos de la Provincia de Aragon y otros ntos de esta de Capuchlnos de Andalucía, por quanto el Rey nuestro Señor los mandó a instancias de la Provincia de Caracas, que movida de la predicacion y ejemplo de s Religiosos arriba dichos lo sólicito con todas veras de su Magestad y lo consiguio n mucha brevedad, dandoles orden a los Religiosos de que se emplearan, no solo en conversion de Indios infieles de aquella Provincia sino tanibíen de que prosiguieran r todas las Ciudades de ella'haziendo Misiones predicando y confesando como en las mas Ciudades se avía hecho. Y con esta (al tiempo de la peste) se hallo junto todo el cho numero de Religiosos, y aviendo servido en ella todos todo el tiempo que duro, nguno saco de ella ni aun un dolor de cabeça; si mucha alegría de coraçon por ayer zado tan buena ocasión de ayudar a tantas almas, que si no huvicra sido por esta sistencia muchas de ellas huvieran salido (le esta vida sin recibir los santos Sacra- entos. Passada la peste, se repartieron por diversas partes los Religiosos, 1 los unos to- aron una Fundación y Doctrina en tierras de Indios Infieles, llamados Guamonteyes, stantes de Caracas hasta ciento y treinta leguas, padeciendo notables trabajos antes poder conssguir esto. Otros de los Religiosos (según el dicho orden de su Magestad) prosiguieron en edicar apostolicamente por las Ciudades de dicha provincia, y en todas y en todos los entes se experimento copioso fruto y se vieron en estas Missiones muchas y muy no- bles conversiones de personas de todos estados y sexos. Muchas mugeres, de Magdalenas escandalosas pasaron a ser Magdalenas muy eniplares y penitentes, y muchos hombres de Paulos y Zaqucos pecadores se trocaron Paulos . Zaqueos arrepentidos y justos, con grande y comon admiración y exemplo. uchas y muchos renunciaron el siglo y sus vanidades y abraçaron fervorosos el Havítd estado de perfeccion en diferentes Religiones, y aun de estos algunos menos perfectos maron con mayores alientos el estudio y exercicio de las virtudes, y de todos estados uchos abraçaron con grande fervor y frecuencia el exercício santo de la oración men- l, con que se han criado y ay hasta oy en aquellas partes de todos estados de singula- ssima perfeccion. En el Convento de Religiosas de la Ciudad de Trui1lo (que antes apenas tenía nocimiento de lo que era oración mental) tomaron tan a pena—a pecho?—su exer- cío que persuadidas de lo§ Capuchinos a tener cada día vna hora de oración mental de omunidad, establecieron tener dos, como la tienen cada día. Assimesmo, avia tanta necesidad de Doctrina en aquellas partes, que en algunas las Ciudades donde predicaron dichos Religiosos no avian tenido jamas Sermon, con e las costumbres estaban muy estragadas, los vicios reynavan en las almas, y la vir d olvidada. Despues de dicha predicación se trocaron las suertes, abraçando eon toda icacia la virtud y reformando las costumbres y aun los trages en muchas de las Ciu

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