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- 10 -- pesos anuales unos; y la de 200 otros; los de esta se contentaron solamente con la d dhos. 50 no obstante que su piadosa vigía, y liberal mano les asignó en los principio mayor cantidad que renunciaron humildes y desinteresados, como seraphicos pobresf aunque entonces con mas santos razonables rnotibos, que no considerarían congrueiii tes el din de Oy; por la suma pobreza en que nos hallarnos constituidos; en cuia aten clon y verdad podrá V. S. L 'considerar, y con su grande compreension inferir, el que si las reducciones de Indios no tienen al presente, ni tubieren en adelante los copiosos frutos que deseamos en servicio de una y otra Magestad, no será por defecto de nucs-j tros Misioneros; si por la falta de necesarios, y conducentes medios para ello: sin lo que (en asentada theológica razon) es imposible conseguir sus fines. lí 25. Lo tercero de que deve informar á V. S. 1. el expresada Prefecto es,. sobre 1 naturaleza, y propriedades de los Indios de este continente, y trabajos que en su reduc ciou padecemos los Misioneros. Es bien notorio ilustrísimo señor el que la bariedad de- naciones de Indios gentiles, que se han conquistado, y conquistan en la multitud de nos, caños, montes, y llanos del basto terreno de esta Probinciú, son todas, aunqu mui diferentes en el lenguage, y sitio. de cada nazión de iguales propriedades en su barbaras inclinaziones y costumbres; viven, y han vívido siempre desnudos, sin natural: pudor; sin religion, ni rito conocido; sin sociabilidad, política, ni gobierno, siempre bn. gueando de unas á otras partes, por lo que ni tienen casas, ni formalidad alguna de. Pueblos; jamas se han ejercitado en labrar, ni cultivar la tierra, de donde les naze una suma fioxedad, perea, y haraganería; toda su manutencion la fian en las frutas, mieles; y raíces silbestres, y á lo poco que pescan, y cazan con las flechas, que con sus mas apreciables vienes; no tienen en su etimazion otro Dios que el de su vientre; pues co- men con exceso increible, sin recelo de gula, ni enfermedad; mantienen quantas muge- res quieren, sin rcserbar muchos de ellos, ni aun sus propias hijas: son dados extrema- damente á la embriaguez, y mofanería creyendo con facilidad toda especie de agucros;. falindades y mentiras; para ellos la muerte, parece ser cosa indiferente, segun la facíli dad con que se matan los unos fi los otros, por medio de, yerbas, y raíces benenosas, en las que procuran los padres instruir el conocimiento de los hijos, corno así mismo cr el níngun cuidado que. se les observa en sus peligrosas enfermedades, aborreciendo to- da especie de medicinas, y de alimento sustancioso, qual se espenimenta en los brutos siendo solamente sagazes, y díscursibos para vengar sus odios y executar increiblé maldades, y engaño con toda especie de gentes blancas, á quienes siempre miran y abo rrecen como á mortales enemigos, desde el principio de las conquistas de este nuebo mundo:Yen una palabra no se adbierte en esta tercera clase (le Indios gentiles, pro- priedad, accion, ni costumbre qoe casi no diga repugnancia á la racionalidad y natural ley, por cuia causa tienen en su primera reduccion mas parte las dádibas, agrados, y ofertas de humanas combeniencias, que la Ebangelica predícacion, y luz en la obser-. vancia de los divinos preceptos; de cuia ceguedad,_ y brutales inclinaciones, que por acostumbradas tienen en ellos engendrada naturaleza, con otras que por acreditadas de la espeniencia se omiten; podrá Y. S. 1. inferir y compreender los trabajos y cuidados, prudencia y tiempo que necesitan, y padecerán los Misioneros para instruir en una vida cniptíana, racional, y política á unos hombres tan biciosos, incapaces, y silbestres. 26. Las primeras diligencias que con ellos se practican luego que se traen fi nuestras Misiones, es bestirlos, herramentarlos, y mantenerlos de un todo; aunque con el trabajo, y esperiencia de que tanto las ropas como las herramientas de que se les surte, 6 las dan, 6 las, venden con ninguna estimacion á qualesquícra que se las piden: enseñados antes á ser racionales de costumbres, como previo fundamento para ins- truirlos despues en las doctrinas de Christianos; no apurarlos en género alguno de tra- bajo, ni aun para ayuda de su precisa manutenciori; ni menos castigarlos; pero si, sua- bemente repreenderlos en los comunes bicios, y malas costumbres de su brutal natura- leza; y por último precisa casi fi darles un pleno gusto en sus índecentes bailes, y en quanto quieren para comer, vevcr, y engalanarse con cuentas, 6 abalorios, cintas etc., en culo asunto de pedir son porflQdos, y molestosos: y no practicandolo todo a$í los Misioneros; 6 se huyen fi su gentilidad, que es lo mas comun; 6 se dan á comer tierra, y otros desordenes para enfermar, y quitarse la vida; como lo uno, y lo Otro 00$ lo tie- ne enseñado la espeniencia: Y quando no se espenimentan estos perjudiciales efectos á la salbacion de sus Almas, se ven otros de no menor consideracion, á causa de ser

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