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nos de los Pueblos; pero no el aprovecharse del trabajo de los Indio como se vera despues, pues se huyeron todos los mas a los montes. 143 Naviendo llegado la citada Real Cedula, y notificada a los Missio- neros, viendo estos, que aun no estaban los Indios en estado de dexarlo de la mano, y ponerlos en contribucion, suplicaron de ella ante el Gover nador, pidiendole, suspendiesse la execucion, hasta que mejor informad, su Magestad, dispusiesSe lo que fuesse mas de su Real agrado; y no cort descendiendo el Gobernador a esta instancias, huyo de poner por Cura de los quatro Pueblos de Missiones, nombrados Naparima, Sabana grande Sabaneta, y Guayria, a un Clerigo, que embió para este efecto el Obispil de Puerto Rico Don Fray Pedro de la Concepcion; y a pocos dias de lo mar possession, saliendo a administrar a uno de dichos Pueblos, lo arras- tro el cavallo, y le quebró una pierna, de que quedó valdado: y assi Be mantenia el año de 1719, en el que estuvo en dicha Isla el Padre Fray Sal- vador de Cadiz, sin haver havido otro Sacerdote, que en este tiempo ad- ministrasse, hasta el año de 1717, que llegó de Esiaña una Mission de Capuchinos para la Guayana, que vino con otra para esta Provincia nues- tra, (como diré despues). 144. Assi que salieron de los Pueblos nuestros Religiosos, se huye- ron todos los mas de los Indios a los montes, hasta que del año de 1718, en adelante comenzando a salir a persuasion, y trabajo de nuestros Re- ligiosos. 145. Luego que dexaron los dichos Pueblos los Missioneros, conside- rando lo poco que podian adelantar las reducciones en Guayana, sin el abrigo de algunas familias de Españoles. pues en dicho Presidio no havia mas que doce, y essas no podían faltar del Castillo, pidieron licencia al Gobernador Don Fhelipe de Artieda para bolverse a España, y haviendo- sela negado se embarcaron en una embarcacion Francesa, de las mu- chas que andan en aquellas Costas, en donde se conduxeron para España, y consiguieron de su Magestad (que Dios guarde) una Real Cedida, para que traxessen treinta familias de Islas de Canaria, y viniessen tambien doce Religiosos para fomentar las Missiones de Guayana. CAPÍTULO XXIV. CONTINUA ac MISMO ASUNTO ACEICA DE LOS TRABAJOS QUE HAN PADECIDO LOS MIssIoNERoS CAPUCHINOS EN OTROS CENTROS DE LAS MISIONES DE VENE- ZUELA. a 146. El año de 1717, en la Flota de Serrano vino hasta Puerto

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