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307 141. Estando ya la Isla pacifica, pretendieron los Vecinos Españoles de la Ciudad, que los Ivlissioneros le ernbiassen Los Indios Varones, q ue tenían reducidos en sus Missiones, para que les trabajasen en sus Arbo- ledas cia Cacao, prometiendo pegarles su trabajo, dar-les de comer, y doc- trinarlos el tiempo que los necessitassen pare el cultivo de sus haciendas. Condescendieron en esto los Religiosos, pero los Vecinos nada cuniplie- ron de lo prometido, pues despues de seis, y ocho meses, que los tenían trabajando en sus haciendes, los embieban a las Missiones desnudos, muertos de hambre, sin doctrina, ni pagamento, mas que el de un Guayu- co, (que se reduce a dos varas y media de coleta). Viendo los Missoneros, que no adelantaban nada los Indios, con el servicio a los Españoles, y que bolvian a sus Pueblos mas barberos, y pobres de lo que havian salido, faltandol,s la doctrina, el trabajo en sus labranzas, para mantener sus hijitos, y mugeres, y que muchos de ellos rnorian, assi de necessidad, Como por las enfermedades, que traían de buelta a sus Pueblos, gastando en Ci camiro quatro, seis, y rrrasdias, por lagunas, espinales, y pantanos; (de que abunde toda aquella Isla) determinaron no amblar mas a los In~, dios, para que trabajassen en las Arboledas de los Españoles. Viendose estos privados del inleres, que tenían en el trabajo de los Indios, procura- ron por varios medios expulsar a los Missioneros Capuchinos de la Isla, imponiendoles varias calumnias: pero corno estaba tan fresca, y reciente la sangre, que liavian derramado aquellos tres Varones Apostolicos, y tan patente el fruto, que havian hecho los Missioneros en la reduccion de tantas Almas, que daban testimonio de su aplicacion, y zelo, en el cumpli- miento de su obligacion, y ministerio, no pudieron prevaiecer sus dañadas intenciones, hasta que usando de los medios contrarios, propusieron al Governador, que entonces era Don Phelipe de Arlieda, el grande zeio, y apiicacion, que los Missioneros Capuchinos havian tenido en el cumpli- miento de su ministerio, pues tenían ya reducidos, y poblados todos Los Indios Gentiles, que havia en la Isla; y que havienclo en diferentes ocasio- nes enihiado su Magestad, a costa de su Real Hacienda, veinte y quatro Religiosos a aquellas conversiones, no seria razon se egravasse mas su Real Erario, sino es que se empleassen los que havian quedado en La con- version de los Gentiles del Orinoco, y qoe se pusiessen en doctrinas de Clérigos Los Pueblos de Mission, que tenían en la Isla, y sus Indios en su contribucion, &c. Con esta persuasion informó dicho Governador a su Magesled el año de 1707, lo que consta de su Real Cedula, despachada en Buen-Retiro a 15 de Agosto de 1708, (y esta al olio 24) y por ella determi- nó se pusiessen los Pueblos en doctrina de Curas Clerigos, y en contribu- cion, y que passasen los Mrssineros a cultivar los Indios de la Guayana. 142. Por este medio consiguieron el echar- a los Missioneros CapuchL.

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