BCCCAP00000000000000000000510

a,. diese contra los dichos; y por otra Real Cedula, despachada al Pretí (la que esta al folio 20), quedan desvanecidos los cargos fechos en la dula antecedente. CAPÍTULO XXIII. QUE TRATA DE LOS TRABAJOS QUE HAN PADECIDO LOS MISIONEROS NOS EN OTROS CENTROS DE LAS MISIONES DE VENEZUELA, 138. Y aunque no es de nuestro cargo las tribulaciones que han pade- cido las demás Missione nuestras de Capuchinos de otras Provincias, nI los siniestros informes que contra SUS Operarios se han hecho; no obs tente, solo pondré un caso de nuestras Missiones de Capuchinos de la Trinidad y Guayana, para prueba del tiento, espera y madurez, con que se debe proceder para qualquiera novedad que se intente, maxime en rna- tena de Missiones, de Indios, y reducciones; y tambien para que se conozi ca, que las novedades que se intentan, por paliadas que vayan, y so color, del mayor servicio del Rey nuestro Señor, siempre van dirigids a interés particular, y a aprovecharse del trabajo y sudor de los miserables Indios, con pérdida de sus almas, y de sus Pueblos. 139. El año de 1687 despachó el Rey nuestro Señor una Real Cedula, para que en Sa virtud passasen los Missioneros Capuchinos de La Provin- cia de Cataluña a entender en la reducion de los Indios Gentiles de la Isla:: de la Trinidad, y Provincia de la Guayana, y el Dorado; y desde dicho año hasta el de 1702, consta por Autos el fruto tan grande que hicieron aquellos Varones Apostolicos, haviendo bautizado en este tiempo ms de cinco mil Indios de ambos sexos, y fundado ocho poblaciones de ellos, cinco en l Isla de la Trinidad, y tres en la Provincia de Guayana. 140. A los doce años de entrados los Capuchinos en estas reduccio- nes, estando por Diciembre del año da 1799 erigiendo un nuevo Pueblo en la Isla de La Trinidad, con el titulo de San Francisco de los Arenales, su- geridos los Indios del demonio, mataron cruelmente a tres Missioneros, que estaban entendiendo en su reduccion. Al cabo de año y medio de su muerte, pretendiendo Los Vecinos de la Ciudad trasladar los huessos de dichos Religiosos a su Iglesia, hallaron SUS cuerpos tan frescos, e inco- rruptos, y la sangre tan reciente, como si los huvieran acabado dé matar. Todo esto consta difusamente de Autos jurídicos, que vió en la Isla de la Trinidad el Padre Fray Salvador de Cadiz, querido estuvo en ella los años de 1710 y el de 1721, y de la relacion instruida, que en aquel tiempo hizo a su Magestad la Ciudad Capital de dicha Isla.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz