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298 CAPÍTULO XX, RaIIRENS5 LOS GRANDES TRABAJOS Y A'4GUSTI-5 QuE! PASAN LOS SIISSI ROS PARA ORGANIZAR LAS JORNADAS Y A LOS MISMOS INDIOS. 127. Passzmos ahora a los trbajos, y ingisti i', qie cu a ..1 d s poner una de estas jor;lad!s, o exp 'dicione. 4 e no 3 >1 rn ores; corno si nosotros fueranios los intere-Asados e 1 lo tenporol, y cono sjl fueramos a una gran diverion, delicias, o recreos, nos cuesta el gralifi. car a los Thénierites, o Alcaldes dé las Vilas. o Ciudades mmcdi tas, para que yaque no nos ayuden, no nos embaracen, a lo menos esta santa obra. Tres. u quatro meses antes de salir a la jornada, es nec.ssario ocu- parse dos Religiosos en las prevenciones, que se han de llevar a la ex- pedicion, re 'lutando la gente, que se juzga necessarid para escoltar a los Missioneros, y para traer los indios, que se reducen; para lo qual es ne- cessario, que salgan a buscarlos a las Ciudades, Villas, y Lugares mas inmediatos de Españoles, y persuadirles con muchas Platicas, y Sermones, que para este fin se hacen, a que se sacrifiquen a una ernpresSa, tan del servicio de ambas Magestades, qual es la conversion de las Mrnas. De estos Soldados, que alistarnos, unos van voluntarios, y otros pagados, llevando cada uno diez pes6s de sueldo cada mes, (como es costumbre del Pais). Fuera de Lo dicho, han de solicitar los Religiosos el sustento, los viveres, municiones, y las armas que han de llevar, para usar de ellas en caso necessario, y preciso, para la natural defensa, (como succdc de or- dinario). Ademas de esto, es necessario, dar un vestido a cada uno de los Soldados, e Indios, que van de viage a estas jornadas; pues corno queda dicho en el numero antecedente, en la primera correria, que se' hace por breñas, y espinales, salimos todos desnudos, y despedazados; y ultra, que el mucho sudor, que ocasiona el Pais tan calido, y los Soles, tan ardientes, hace podrir la ropa en el cuerpo en quatro dias; y sin embargo de que sean estos vestidos, que precisamente se les ha de dar del genero mas ruin, y mas varato del Pais, como de bramante, o crudo, cuesta todavi cada vestido tres, o quatro pçsos; de forma, que la jornada que menos nos ha costado, sube a muchos pesos, corno al fin de todo se sacará por quenta; y esto se entiende estrechandose a lo preciso, e indispensable. Y corno quiera que para estas expediciones no nos libra cosa alguna el Rey nuestro Señor, ni las Missiones tienen rentas, ni fondos para cubrir estos, ni otros gastos, no es ponderable el trabajo, el afan, y las dili- gencias, que cuesta a los pobres Missioneros una de estas expediciones; aplicando para esto la mayor actividad en solicitar de algunos devol alguna limosna, para ayuda de estos gastos, supliendo la mayor parte, oy en dia el todo (por no poderlo hacer los cortos caudales, y atrasso.

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