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125. Lo que se ha trabajado, y adelantado por los MissioneroS desde dicho año de 725 hasta el de 1740, consta de informaciones jurídicas, que. se presentaron el año de 41 ante el ExcelenfissinlO señor Don Gabriel de Zuloaga, Governador Capitán General, que al presente lo es, de esta Província, con el motivo del litis, que se movió entre las MissioneS de los Padres Jesuitas del otro lado del Orinoco, y las de Capuchinos de esta Provincia, por haver usurpado el Padre Rotella nuestro territorio de Ca- bruta, mandando, como mandó su Excelencia al Escrivano, certificasse, como certificó, de lo verídico de nuestra relacion, y de la legitimidad de los Instrumentos, que se presentaron por parre de nuestras Missiones, co- mo constará del Testimonio que acompaña a este. 126. Todo el fruto, que se ha hecho en estos tiempos en las Misio- nes en servicio de ambas Magestades, ha costado a los Religiosos Missio- neros imponderables trabajos, sudores, afanes. fatigas, contradiciOfleS, y sangre, que muchos han derramado; y los costos, que para esto se han hecho, han sido excessivos, sin librar el Rey nuestro señor para ello cosa alguna, ni tener rentas, ni fondos para estos gastos, que se hacen, y pon - dré despues a la vista patentes. Pues como consta de lo referido, raro ha aido el año en que no se haya hecho entrada a la reducion de los Gentiles' y algunos años se han hecho dos, y tres, y hasta quatro, en las que es necessario ocupar algunos Religiosos. En estas expediciones, se suelen gastar, a lo menos, dos meses; y algunos años, tres, y quatro meses, en cuyo tiempo se padecen trabajos imponderables, y superiores a toda fuer- za humana: pues fuera cte los muchos malos ratos, que ocasiofla lo aspe - ro, y desapacible del cli (pues lIgiohasta quatro grados de latitud J, esta Tórrida Zona) son los caminospenosissirn.OS en los qualesse camina sin senda, ni vereda, todo desierto, e inculto, lleno de tigres,y otras Fieras, por dond siemp con mirtiflesto riesgo de 1a vida.A que se añade los cíos,y quebradas insonda- bles, que hay que peasar: las dilatadas lagunas, y pantáfloS. que hay que h acontecido muchas veses) Con el agua a los pechos, y a la cintur al cuello en ocasiones Siguiendose, despues de esto, rnontña' espinales tupidos,de don- de salimos, assi los MissionerOs como los Soldados, que nos acompañan' desnudos; los unos de sus pobres 1-lahitos, y los otros de sus ropas, por quedar despedazadas, y muy ordinario de nuestras propriaS carnes; juntan- dose a esto, lo ardiente de los soles, que aflige mucho en este clima: las muchas plagas de garrapatas, variedad de especies de mosquitos, y otras innumerables sabandijas, é insectos, que ni nos dexan dormir de noche, ni descansar un rato de día: a lo que se agrega la mucha hambre, y neceSsi dad, que de ordinario padecemos en estas expediciones, y el temor, y sus- to continuado de quando somos assaltados, y acometidos de los Indio.1

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