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112 siendo tan inhabiles, tan tioxos, y nada aplicados para el trabajo, en hacer sus casas, o chozas para su vivienda, en cultivar la tierra para mantenerse, y poderse vestir, (pues salen desnudos, solo con su arco, y flechas) se pas- san algunos, (no meses) sino es años; pues en queriendo apurarles un poco el Religioso al trabajo con el zelo de su Inanutencion, ansiosos de su libertad, y vida ociosa, se vuelven otra vez al monte, y gentilismo, perdien- dose todo lo trabajado en su reduccion, y quedando ellos en peor condi- ción que antes. Y todo este tiempo, o años, que se mantienen estos Indios, o en el Pueblo nuevo que formaron, o en el que ya formado se agregaron, carga sobre el pobre Missionero a cuyo cargo está, la carga tan insopor. lable, &c. siendo constante, que para la manutencion diaria, y precisa de solos cien Indios, entre varones, y hembras, con sus niños, se neces sita cada día un toro, o baca, y dos fanegas de maiz que todo importa do- ce pesos diarios; a que se agregan otros gastos precisos, y el principal del vestuario, herrainjejitas de hachas, tacises, calabozos, &c, para que vayan cortando maderas para fabricar sus casas, o huxios: y no librando el Rey nuestro Señor cosa alguna para este fin, se hace todo a expensas de la Divina Providencia, y a costa de la industria, y agencia del Missione- ro, ayudado paja esto, en el modo posible, de los demás Pueblos de Mis- siones, en la conformidad que diré despues. Y siendo esta pension de to- dos (a excepcion de muy poco) se hacen jornadas a la reduccion de los Indios, como consta de los Autos autenticos, e lnorrnaciones, que lo justi- fican, y acompañan •a esta, con la justificacion de los Indios Gentiles, y Apostates, que cada año se han 'sacado desnudos de los montes, se po- drá inferir, y sacar en linipio los costos, afanes, y fatigas, que lo sebredi- cho cuesta a los Missione,'os. 9. Para prueba de esto, y exeniplar, veanse los Autos, que están a! folio 29, fechos por el Governador de esta Provincia Don Marcos de Cas- tro el año de 1720, con ocasion de haver pedido este Ministro, que para el servicio del Rey nuestro Señor, y defensa de la costa del Mar del Puerto de la Gusyra, se Iraxessen los primeros Indios Gentiles, que se sacassen de la primera jornada: y haviendo hecho una aquel año el Padre Fray Sal- vador de Cadiz, conduxo ciento y veinte a la Ciudad de Caracas, entre parbulos y adultos: y siendo esta Ciudad la cabeza de la Provincia, y adon- de ocurren con abundancia todos los bastimentos de ella, se hallaron muy embarazados el Governador, y el Obispo, para mantener, siquiera por seis meses, a dichos Indios, que se entregaron desde luego al Ordinario, y se pusieron al cuidado de un Clerigo, Cum'a'del Pueblo de Indios de Mayque- ha, inedia legua del Puerto de la Guayra, en la misma Costa del Mar, agreganclolos a los pocos Indios ladinos, que fenio el dicho Cura a su cargo en este Pueblo; y se le encomendó por dicho señor Governador al Padre Fr. Salvador, que saliendo cada día por la Ciudad acompañado de

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