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172 con su instinto la muerte del bendito varcin, y su sentimiento. Salieron ¡u go algunos Españoles, que se hallaban con ellos a registrar el camino para ver si venia; mas oviendo esperado algunas oras, se bolvieron a 1' Poblecion: creyendo sin duda, que ya le avian muerto los Barbaros, c mo sucedió. Diose despues noticia al Governador, que lo era entonce Don Gaspar de Acosta,_el_qua¡ sin dilacion embió_cinquenta soldados dej, Pressidio a recorrer la Sierra, para prender y castigar a los agressores.. Llegaron los soldados a la estancia, donde tan gustosamente recibieron a Santo Varon, y hallaron muy quietos a los Indios della, a causa (como hemos dicho en otra parte) de que en no sintiendose culpados, no hacen fuga, ni se ausentan de sus cassas. Tomaron luego delios informe por medio de los interpretes que Ilebavan, y de todo dieron razon conteste- mente, segun queda referido Luego les mostraron el arbol, adonde 11 alancearon, y cortaron la cabeça, y la oguera adonde le assaron, y cocie ron; pero por mas diligencias que hicieron, no pudieron encontrar otra cossa, que todo el pelo de la barba, y una choqueçuela de vna mano. Lo qual recogieron y lo guardaron. 12: Desde essa estancia (liebando consigo algunas guias della) pas- saron a reconocer aquellos Valles, y quebradas donde prendieron a mu- chos de los culpados; y alcanzando a ver al Cazique, que llebava puesto el havito por trofeo, le apuntó vn soldado diestro, y le derrivó de vn bala- zo, y se le quitó. Reconocieronle, y hallaron en el las señales de las treyn- ta lanzadas, aunque ya el Ial Cazique las avié zurcido con hilo morado, antes de ponersele. Todas essas Reliquias se metieron en un cofrecillo, y las llevaron a la Iglessia, donde hasta oy se guardan: y por el contacto dellas, y los meritos del 'Siervo de Dios, haze su Magestad cada dia mila- gros. De los Indios que prendieron, supieron lo mismo que queda referj do, y declararon los otros; y en pena de su delito ahorcaron a quatro, cinco, que bailaron mas culpados, y los hicieron quartos; y despues (pal escarmiento de otros (los mandaron poner por tos caminos, en diferent9 partes. A los demas los açotaron, y arnenaçaron; y a algunos los ron a la ciudad para que sirviessen en ella. Toddo lo qua¡ sucedió a tre de Septiembre de 1694.

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