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171 de su yda a aquella tierra, que era para darles a conocer a su Criadpr, y enseñarles el camino de la salvaciori eterna. Oyeronle algun rato; pero posseidos ya del Demonio, hizieron borla, y mofa de todo. Despues llega- ron intrepidamente a él, y le hecharon al cuello vna soga gruessa, con vn lazo corredizo, y por buen trecho le llebaron arrastrando, hasta zerca de vn arbol, donde le amarraron, sin desnudarle el havito. Estando assi, sin poderse menear, le dieron muchos golpes, y puñadas; y no contentos con esso, bibraron contra él sus lanzas, y le dieron treinta lançadas. En todo esse tiempo no ceaso el Siervo de Dios de predicarles, hasta que le faltó el aliento. Al cabo de buen rato, y de tormento tan cruel, reconociendo los barbaros que aun estaba vivo, llegó a el vno de los Caziques, y con vn espadín le cortó la caheça y la pusso por trofeo en la punta de su lanza, y con ella siguiendole los dernas, dieron bueltas por la circunferencia del arbol, baylando, cantando, y boceando, Acabada esta funcion, le cortaron el casco de la cobeça, y le compussieron para que le sirviesse de taza pa- ra beber, costumbre delios muy antigua, para mostrar que se han venga- do de sus enemigos, y hazer alarde de su valentía. 10. Concluydas essas crueldades, y aun no saciada su rabia, hicie- ron vna grande oguera, y desnudando el cadaver, lo hicieron pedaços pa- ra comerselo: de los quales assaron \'nos, y lo8 otros los cocieron en ollas grandes, que tienen destinadas para sus combites generales. Tam- bien hizieron abundante bebida de las frutas, y yerbas que hallaron, y por gran timbre fueron comiendo de las carnes del siervo de Dios, y bebiendo en el casco de su cabeza. Y la voracidad destas fieras fue tal que ni aun los huessos dexaron para nuestro consuelo: porque (como luego vere- mos) no se pudo hallar después otra cossa, que una clioqueçuela de vna mano, los pelos de la Barba, y el hoyito, que por, singular trofeo se pusso vno de los Caziques, y le trajo puesto, hasta que de clii a pocos días, le mataron de un balazo, y se le quitaron los soldados españoles. Todos los dernas huessos los hacharon en el fuego, y alli se hicieron zeniza; o los echaron en parte, donde no pudieron ser hallados después, y lo mismo hicieron con el Santo Cruxifixo y Rossario. A todo este espectaculo es- tuvo atento el Cazique de aquella estancia con su gente, y todos con gran temor de que acabado el Sacrificio del Siervo del Señor pegasen Contra ellos, y los hizieen pedaços, y redtxesen sus cassas a zeniza. Pero no les hicieron daño alguno ni aun les hablaron palabra; y después de co- nier, rezelosos ya de lo que les podía suceder, siguiendo cada compañia a su Cazique, 'se fueron retirando por varias queslas, y quebradas, para esconderse en sitios ocultos, y íragossos. 11. Passados los quatro dias qué predixo el siervo del Señor, llegó el perrillo a donde eslavan esperando los compañeros, traspassado de hnhrc'. ydenclo lastimosos teniidos indicando en el modo que podi

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