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17 Fr. Francisco de Arrieta, Fr. Antonio de los Arcos, y Fr. Francisco de la Puente. Texto,=16. No han sido menos vtiles en estas Missiones los Hijos de la Provincia de Navarra, los Padres Fr, Antonio de Idiazabal, Fr. Fran- cisco deArrieta, Fr. Antonio de los Arcos, y Fr. Francisco de la Puente. Este varon ilustre en Santidad; hallaridose con mucha edad, y cargado de graves achaques, resolvió venirse a su Provincia, por no poder ya ayu- dar a sus compañeros. Llegó a Bayona de Francia, y alli le co g ió la muer- le el año pasado de 171, y yaze sepultado en nuestro convento. Todos sacaron gran numero de aluias y las co1vir1ieron a nuestra Santa fé. Bien tiene en que emplear su pluma el chronista de sus vidas, y mara- billas, porque verdaderamente fueron exemnplurissimnos, y muy faborecidos de Dios. Al mam'gen.=Vidu y virtudes del Padre Fr. Eusebio de Seviila. l'exto.==17. Cierro el discuraso desta Mission, dando noticia del sier- vo de Dios Fr, Eusebio de Sevilla, hijo de ha Provincia de Andalucia, que fue vno de los seys primeros fundadores della. Assistió mas de veynfe años en ella, trabajando fielmente, hasta que ya viejo, y muy cargado de achaques, bolvio a su Provincia. Toda su vida fue vil dechado de perfec- ción; ilustrada con varios prodigios. Antes de passar a Indias, llegó a el vil hombre, diciendole que quería hazer con el vna confession general, por ayer callado pecados en las confessiones antecedentes; pero que se que- ria preparar antes vnos quantos dias, y que le suplicava le ayudase a ello con sus oraciones. Ofrecióselo assi, y desde entonces no cesso de enco- mendarle a Dios. Fuese el hombre, y se resfrió en el propossito de con- fessarse; pero viviendo en el Convento de San Lucemr de Barrameda, y es- tando de partida para Cadiz, vino a él el hombre muy asustado, y despa- vorido, diciendo su culpa: y assi mismo como aquella noche se le avia aparecido el Santo Padre, brumandole con tanto pesso, y esforçandole a que se confessase luego, que ya no lo podia resistir: efecto claro de la eficacia de su oracion ferborossa, para sacar aquella alma de pecado. 18, En Indias hizo grandes, y muy fructuossas Missiones en las Ciu- dades y Villas de Españoles: donde confesso generalmente a innumera- bles, reduciendolos a vivir Christianamente, y con grande exemplo. El Sargento mayor de la Fortaleza de Araya que lo hera en aquel tiempo, se hallava grabado en la conciencia, y ¡mias que tivio para confessarse. Estando vna noche vacilando sobre si yria, o no a confessarse, se le apa- reció el siervo de Dios en vna vission y le hizo tanta fuerza su aspecto venerable, que por la mañana se fue a confesar con él. Esta vission la tu- vo pressente por muchos años, y le sirvió de gran freno para no ofender a Dios, corno el mismo lo publicó varias veces: mirando siempre al ben- dito Varon, desde entonces con singular veneracion.

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