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150 Apenas le vieron muerto los sacrilegos homicidas, y tendido en el s quando entraron a buscar al Niño; sacaronle del apossento, y le quita con suma crueldad la vida. Llamavase Manuel de Vera, y era hijo de dre español y de.madre criolla, vezinos de Santa Maria, a quien avia bautizado los Religiosos, y criado en buenas y santas costumbres; y SU3, padres le auian dado con mucho gusto, para que ayudasse a Mlssa al Siervo de Dios, y le hiziese compañia. Muertos ya ambos, metieron 1o5 malbados agressores los cadaveres en la Cassa, y por todas partes l pegaron fuego, para dissimular su iniquidad, y que despues los blancos juzgasen, que algun fuego cassual los avia muerto, y reducido a zeniz, Como la cassa era pequeña, de maderos y paja, cubierta de cañas, y tie- rra en brehe se abrassó toda; y con esso quedaron sepultados los cada veres entre las brasas y la zeniza, y lo estubieron por espacio de tres diS, naturales. -' 7. Con esso consiguieron su diabólico intento aquellos sacrilego homicidas, y despues se despobló el Lugar, huyendose todos a tos urna- tes por temor del castigo, excepto algunos, que no consintieron en la mal- dad; los quales fueron a dar quenla del sucesso a Cumanacos» o San Bal- tassar de los Arias. Con su noticia dispuso el Governador, el que fuese. gente de armas a buscar a los agressores, para castigarlos. En el interin junlandose muchos de los EcclessiasticOS, y seculares, fueron a reeoer los huessos de los dos difuntos; creyendo, que ya no hallarian otra COS5a, para darle sepultura eclesiaslica. Llegaron al pueblo de San Miguel, ylt hallaron desierto; y passandoa la casa donde el Santo Padre habla vivl do, la hallaron reducida a zeniza.. 8. Enmedio de esso, cabaron para ver si encontraban los huessos,O parte delios, y hallaron el cadaber del V. Padre, tan entero, y sin rastrod corrupción, como si entonces le acabaran de malar. A esta marabilla $ siguieron otras portenfosSas, con que Dios quisso manifestar, quan gra fa avia sido a sus ojos la vida y muerte deste su siervo. Porque sobre no le ayer ofendido el fuego a su cuerpo, sino solo chamuscadole vna puni de la barba, hallaron reducido a zeniza todo el habito, excepto vna corIa parte de la manga yzquierda, en que tenia vnas Santas Reliquias. Los p* ños menores interiores, con ser de lienzo, quedaron enteros, y más blai cos que la nieve. Por vltimo, apenas sacaron el cadaver de entre la zeniz quando empezó a verter sangre viva, y en abundancia, por todas las heri das, que recivió; quedando pasmados, y atonitos lodos los circunstant y dando repetidas alabanzas a Dios, viendo y considerando tantas rnarft billas, y todas tan singulares, y dignas de ponderarse. 9. Este fin dichoso tubo este Venerable Marlyr, en el dia, y afloj dichos. Conocfle (como a otros muchos de quienes he hecho menc hasta aqui, y la haré en lo restante y) del he oydo referfr9

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