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139 truendosa, y con tal obscuridad: que asombro al auditorio, y todos a gritos comenzaron a pedir a Dios missericordia. Viendo pues el Missionario la conmozion del pueblo, y que la tempestad, hera fulminada con particular prouidencia del zielo: mouido de piedad y conmisserazion, comenzo a pe- dir a Dios missericordia, y suplicarle no descargasse el azote de su ira sobre aquella gente. Fud cossa marauillossa, que luego inmediatamente, zesso la tempestad, y el zielo se descubrió tan sereno, y sin rastro de nu- bes, como lo estubo antes de comenzar la amenaza referida. 10. No fue menos admirable otro suçesso, que le acaezió al mismo Missionario, originada de su ferborossa predicazion, en zierta ziudad de las yndias, adonde se hallaba predicando vna Mission a Indios, y españo- les. Sucedió pues que afeando los viçios, y espeçialniente el de la torpeza, y avaricia, que son por ella los mas comunes, le tocó en lo mas viuo al Gouernador, por viuir con gran Ilota y escandalo. La doctrina fue general ; pero apropiandosela assi mismo el tal, formó egrauio de la reprehessióri comun: y abrassado en colera, se empeñó con todo esfuerzo en que se- Iiesse desterrado de la ziudad eíMissionario, para que no prosiguiesse, y verse libre por esse camino de la censsura comun de la gentej 11. Trazo mañossamente su tiranico disainio el Gouerríador, y fiado de los brazos que tenia, sin acordarse de que: (Psalm. 36) Brachia pecce- torum conferentur; ni de que conflrmat autem lustos dominus: procuro atralir a su dictamen el Cabildo Ecelesiastico, significandole conuenia al seruiçio de ambas Magestades, el que se le mandasse al Capuchino ze- ssar en la Mission, y salir luego de la ziudad. Juntaronse para el casso el Dean y algunos prebendados de la IglesIa, y temerossos de alguna violen- zia y atropellamiento del Gouernador, executada (sino en ellos) a lo me- nos en sus parientes, que es con quienes se suelen estrellar los menos ajustados: acordaron que se hiçiesse lo que pedía, y decretaron el destie- rro del Missionario. 12, O[endiose Dios grauemente de tal ressoluçión, y para mostrar su enojo hauiendose hecho el decreto y llebadosele al Dean para que lo fir- mssse, Como caueza y pressidente del Cauildo: apenas tomo la pluma en la mano, quando instautaneamente quedo çiego del todo. Viendo ser cas- tigo manifiesto del Cielo, ningun canonigo se etreuio a firmarle; y el Dean arrepentido, pidio a Dios Ivlissericordiu de su culpa, y propusso defender a SL! sieruo el Misionario. Apenas acebo de pronunçiar la vltima palabra de su reíratazion y propossito, quando (para que el suçesso fuesse mas notorio y prodigiosso) le restituyó Dios la vista. Desta suerte vuelbe Dios por los suyos, y mortifica e los lisongeros: y por mas que la potenzia hu- mana se empeñe en perseguirlos i al cabo, los maleholos y calumniadores tendrán el condigno castigo de su culpa, y los Varones Apostolicos el pre- nilo, y le victoria. (Psalnio. 36.) Obseruabit peccator iustum: et stridebi

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