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132 mexantemente, arroxaon tantas flechas: que por la mañana, aquel sitio esterado de ellas. Despues hecharon a huir, y desa el puesto: quedando en el muertos, por particular dispossiçion capitan Françs, y algunos de los suyos. 4. Desta suerte, y por modo tan marauillosso. defendio D ynoçentes; avissó a los descuydados, y castigó a los codiciosa turbadores de la paz comun. Pero quien fuesse el soldado que pabor en los enemigos, no nos lo dicen las relaziones de aqu bien que todas suponen fue cossa sobrenatural, y tabor sober si consideramos las zircunstanyiaS, que precedieron, se dexa e que fué algun Santo, o algun Angel, a quien Dios tiene encorr proteccion de aquella Prouinzia; u otro que Su Magestad diuina ra socorrerla en estas guerras. Esto se haze mas verisimil, si en otro sucesso marauillosso, que acaezió varias vezes, y pudie los vezinos de S. Carlos, y los de nuestras Poblaziones de S. el Pilar. Porque todas las vezes, que los enemigos se azercaban de ella se veya de noche en el ayre, por la parte que yban, vn g] de, que despedia mucha luz: con que viendo los nuestros el glol ban aduertidos del enemigo que les amenazaba, y se preuenia defenssa. 5. Libres pues ya los de S. Carlos, por la missericordia d peligro en que se vieron: despertaron con el ruydo y estruen Mosquetes, y se pussieron en arma, para esperar al enemigo. amaneziendo, hizieron reconocer la campaña por todas partes, diligenzias, alcanzaron a ver a los fugitibos, que se iban reti tierra. Fueles precisso pasar, cassi arrimados, a las cassas de cion del Pilar: conque apenas los vieron los yndios de ellas fc armas, y les salieron al encuentro. Los enemigos eran casi sey los nuestros quarenta; pero sin embargo de esso, les hiziero andubieron tan valerossos, que mataron muchos de los eneinigx cantidad de ellos, y a todos los fueron acossando por espacio guas, asta que se enzerraron en vna montaña espesisima, de pudieron sacarlos. 6. Fué muy reñido el combate, y tan feliz: que no peligró los de el Pilar; ni hubo mas heridos, que dos, vno a quien alce lazo, y otro a quien le tocó vna flecha. Pero desde las ocho de asta las tres de la tarde, no zessaron de darles caza a los Fi Caricies: siendo lo mas espezial, ver el valor de las mugeres, a los maridos: ya recogiendo las saetas de los contrarios, y y mofando destos: diciendoles mill improperios, y tratandolos menguados y traydores. Voluieronse luego los victoriossos sas, dando grazias a Dios por el buen sucesso; pero con m

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