BCCCAP00000000000000000000510

123 gente, y los halli'on tan fieros, que tubieron por indubitable la muerte. Viendo el negozio de tau mala calidad, tomó la mano vno de ellos, y con- fiado en Dios, se pusso ea medio de la gente tumultuante y con voz alta les afeó su atreuimieuto. Pué cossa marauillossa, que con estar hechos vnos le)ues, y hablarles el Religiosso en español (porque aun no sabían la lengua del pays, los que se hallaban en la poblazion), les pusso Dios por este medio tal pauor: que no se atreuieron a hazer el menor desacato; antes se fueron retirando a sus cassas, sin hablar palabra. Solo vn caua- Ib, que seruia en el hospicio para las cosas necesarias, fue el blanco, don- de desahogaron su furia, lirandole muchas flechas; y con eso, se satis- fizo el agrauio imaginado. 9. Desde.Mayo, asta Agosto del mismo año referido de 1669, corrie- ron assi las cossas: despues voluieron las inquietudes, y comenzaron a tuinultuarse los yndios, parlicipandose vnos a otros las noticias de los malos tralaniientos que les hazian los blancos. No hay que admirar toma- sen luego las armas contra ellos, pues fue mucho lo qu padecieron, y su- frieron asta llegar a romper: hubo los lances que dexamos referidos, y de- mas amas otros muchos que fuera cossa prolixa el contarlos. Tienen las yndias mucha gente perdida, que viue y se sustenta de liranizar, y robar a los pobres yndios, quanto tienen. De estos sujetos rematados, hubo muchos que hizieron diferentes ro- bos en la poblazion de S. Fi ancisco y en otros: llegando su desvergüen- za y tirania a tal estado. (IUC les quitaban asta las Hamacas en que dor- mian, el algodon, y alhaxillas de que vssan; y muchos no contentos con esso, los daban de palos y los maltrataban de obra y de palabra con gran- de ignominia: y lo que es peor, se aprouechaban de sus mujeres e hijas, cometiendo mill insultos y escandalos, indignos de explicarse. 10. Procurose el remedio de estos daños, por, todos lós medias possi- bies; pero como cayan en gente perdida y rematada, y no les podian ha- uer u la mano los Gouernadores: se fueron enconando los anirnos de ca- lidad, que irritados los miserables yndios, por no poder ya sufrir tan re- petidas injurias: se ressoluieron a sacudir el iugo, y muchos de ellos to- maron las armas contra los Españoles. Estos son los frutos de las tira- nias, que de tal madre, y de tal conssorte, qual es el Demonio, nunca ria- zçn mejores hijos: puesta ya la gente en arma, y publicada la guerra, co- menzaron a huzei' quantos daños pudieron. La primer, señal del rompi- miento de la paz, comenzó zerca del Río Guarepiche; alli en ci sitio llama- do Aragua, haula vn Ato de 'Jacas; mataron las que pudieron, y robaron las demas. Luego fueron y acometieron a los Vaqueros: de ellos huyeron algunos; aunque pocos, y a los demas les quitaron la vidá: conraronse onze muertos españoles, entre Vaqueros, y otros. 11. No satisfechos con este destrozo, y pareziendoles que el comer-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz