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118 para que se hiciesse otra en el sitio donde viuia otro amigo suyo Cari que se llamaba el capitan Ocapra. QuedaronSe en el Pilar tres Religios8 y los dos passaron a los Cariues a fundar otra poblazion: ajustose fI mente, y se dedicó la yglesia a S. Juan Bautista. Aquí se agregaron rn de cien almas, y duro mas de quatro años; bautizaron todos los parvul y despues fueron cathequizandO a los adultos. 10. En el interin que se fueron poniendo en forma las nuebas pobi ziones, murió el Capitan Ocapra, siendo ya de hedad de setenta año premiole Dios su buen zelo dandole vna muerte feliz, despues de halle r ciuido los santos sacramentos. Siguieronle otros yndios adultos, que e hora de la muerte pidieron el Santo bautismo: con vno de los quales s cedió el casso siguiente, que es muy digno de notarse por la espeziel m ssericordia de Dios, que en el resplaiideze. 11. Tubo este yndio vna enfermedad larga y peligrossa: y viendo hermano suyo, que en aquel sitio no conualezia, se determinó a lleuerle&. otro. Cargosele sobre sus hombros, y desta suerte le lleuó a la cassa dc otros Cariues, que viuian en las vocas del Río Guarapiche, y es distaniI de veynte leguas: aquí Le tubo como tres messes, para ver si mejoraba; pero reconociendo se le yha agrauando la enfermedad, le voluió a llebar a la poblazion de S. Juan Bautista. Supieron su llegada los Padres, y-le fueron a vissitar (como acostumbran con todos en estando enfermo) pero quanclo llegaron a su cassa supieron estaba ya zerca de espirar. A2e- leró vno de ellos el passo, y conoció tenia perfecto sentido, conuidole con el santo bautismo; y el lo admitió con estraño afecto: cathequizole lo me- jor que pudo en los misterios de N. Santa fed, doliosse de sus culpes pa- ssadas, y vitirnaniente fue bautizado. Apenas hubo reciuido este sacra- mento, quandó se pusso a dar grazias a Dios, y espiró; quedaron eque- ¡los Padres gozossiSimOS del suzesso; y no poco inaraulllados de tal mi- ssericordid del Señor, hecha por tales medios y caminos. 12. Entre estos bai'baros, se necessita (le gran cuydado con los en- fermos: porque verdaderamente el tiempo de la enfermedad es coiuTltUra sazonada para lograr muchas almas: suelen los adultos reserbar para en. tonZeS su conuersiOn y esto no por otra causSa, que por vn vano temor, que les ha infundido el demonio, por medio de 1- os Hechizeros que los cu ran, de que bautiziindOSe al instante se moriran: y como han visto a mO- chOs enfermos bautizarse y morir: juzgan que indefectiblemente, les sact- dera a todos lo mismo, en el punto que reçiban el agua del santo bautis- mo. Han trabaxado los Religiossos mucho, sobre apearles de semexanle desatino; pero enmedio de esso, y de ver a cada passo gente de todas he dades, entre ellos mismos, que son christanOS, y gozan buena salud: nas se les puede sacar de tal error. A los hechizeros: que los curan llan' Pinches, son propriOs ministros del demonio, y tan perjudiciales: que -

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