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97 'escriuió al P. Prefecto de la Mission del Darien, pidiendole se sirviesse de embiarles algun Religiosso sazerdote para su consuelo espiritual, por al- gunos dias. Hizolo assi el Prefecto, y le enibió el P. Fr. l3usilio de Valde- nuño, con el sieruo de Dios Fr. Francisco de Pamplona; y passados veyn- tedias, se voluieron a su ressidenzia; y el Padre Pr. Diego prosiguió su Mission, asta que tubo nueho orden, pat-a azercarse a Cartagena. 16. En este estado se hallaban las cossas de esta Mission, quando recinió auissos de España el Vice Prefecto de las cartas que hauia escri- to a los supriores, dandoles noticia de lo que les haula sucedido en Gui- nea y de la ressoiucion que haulan tomado, de emplearse en la Conuer- ssion de los yndios vezinos á Cartagena, sobre lo cual, les pidió su con- salo, y parcer para permanecer en dicha Mission. El orden que se les embió firé del General de nuestra Congregazion y del Prouinzial de Anda r luzía, mandando vno y otro que se redugessen u España en la primera ocassion: a caussa de liallarse su prouinçia muy exausta de Religiossos, por ser muchos los que hauian muerto en los años preçedentes siruiendo. a los Apestados; y tener ocupados otros, en diferentes ministerios de la Orden. Dióles noliçia el Vice Prefecto a sus compañeros, de la ressolu- cion de los Superiores: y les ordenó que se tuessen azareando a Cartage- na, para voluerse a España, en hauiendo ocassion. 17. Por asta causa, se dexó la Mission de Uraha, y el hospiçio de Car- tagena: en medio de ir las cossas, con la prosperidad que hemos visto. El Vice Prefecto hallando la ocassion a la mano, se vino delante en conipa- ñía del P. Fr. Francisco de Vallecas, y del sieruo de Dios Fr. Francisco de Pamplona, q.e trahia orden del Prefecto del Darien, para conducir nue- vos operarios. Salieron de Cartagena a los 26 de Octubre de 1648 y ¡le- garon a España el siguiente año de 1649. Todos los demás Religiossos fueron llegando a Cartagena, y hallando ocassion se embarcaron para Es- paña: sintiendo bastantemente el dexar aquellas nuebas christiandades, al tiempo que iban ya cogiendo el fruto de sus trahuxos. Dieron parte de todo al Obispo y Gouernador de Cartagena, para que proveyessen de remedio a aquellas atinas, y prefiriendo la obedienzia al sacriflçio, se partieron para España con gran pena y sentimiento de los ciudadanos de Cartagena, que los amaban tiernamente, y desseaban tener siempre en su compañía, para gozar cia su doctrina y buen exemplo. CAPÍTULO IV. DAssE PRINCIPIO A LA MtssloN oE CUMANA, Y REFIERENSB LOS VARIOS ACAE- ZIMIENTOS QUE PRECEDIERON A ELLA. 1. Plantada ya la primera Mission del Darien (segun se ha referido) passó a España el sieruo de Dios Fr. Francisco de Pamplona, a pedir ma-

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