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AL LECTOR Tres cosas nos han movido a emprender este trabajoso estudio: a) saber lo que hicieron los misioneros antiguos; b) enseñar lo que deben hacer los venideros, y e) ser útil a los mismos sacerdotes y seglares, mostrándoles los ejemplos de nuestros antepasados. Para llevar a cabo esta introducción y darle la debida unidad, que requiere el complemento, nos valimos, en primer lugar, de los hechos claros; pero en la ejecución nos encontramos con otros oscuros y algunos ocultos; por todo lo cual nos fué preciso columbrar aquéllos, y, por los antecedentes y consiguientes, conjeturar éstos, a fin de trazar las primeras líneas del monumento que merecen nuestros an- tiguos misioneros. No ha cabido en nuestras escasas fuerzas llevar a la perfección un trabajo de tamaña importancia, para el que hubiéra- mosnecesitado más quietud y tiempo; y aun confesamos que, más de de una vez, hemos sentido el grave peso de las dificultades que a menudo se nos han ofrecido; pero no decaímos de ánimo, con el fin e presentar al lector, por lo menos, los primeros fundamentos de nuestra humilde y sincera empresa. Dicho esto, aseguramos al lector que no intentamos con este tra- bajoso estudio hacer una mera información histórica, sino preparar un ensayo de administración y gobierno de las misiones de los frailes menores Capuchinos en Venezuela,. desde su fundación (1650), hasta el año de 1817, basados en los informes, documentos, procesos y .Relaciones oficiales, las que, entre muchas consultadas, algunas ofre- cemos al estudioso lector (1). (1) Nuestro hermano en religión, el P. Otto Maas, O. F. M., tiene preparados otros documentos importantes acerca do las misiones- de Venezuela, sacados con mucha paciencia del Archivo de Indias (7. 1. 1 a 7.), cuyos legajos, voluntaria- mente y por compafierismo, nos hemos abstenido de tocar en lo más mínimo, por no desflorar un trabajo tan bien hecho como el que sigue prepara o, y que recomen- damos vivamente.