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62* Más atrás dejamos dicho cómo los misioneros instruyerot a los indígenas en sus deberes individuales; pero una vez qu los imponían con seguridad en los principios fundamentales de orden, no se detenían en esto, sino que avanzaban hasta llevar los al conocimiento de los deberes sociales de cada individuo en particular, y aquí podemos decir que comienza o se ve mejo la acción social de los misioneros en favor de los indígenas. Toda la ley del orden y de la acción social la compendiaban admirablemente los misioneros en aquellas palabras de Nuestro-,, Señor Jesucristo, cuando dijo: x.° Amarás a Dios con todo tu' corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas; y 2.° Ama-' rás al prójimo como a ti mismo (i): en estos dos precepto está compendiada toda la ley, y quien los cumple ha cumplido todas las demás leyes naturales, sociales y religiosas. Este pequeñísimo código impresionaba grandemente a los indios y les abría ancho campo a su memoria, entendimiento y voluntad, campo que no podían comprender ni aun sospechar que estuviera tan cerca de ellos. ¡Tan obscuro y cerrado estaba para ellos el camino de la civilización verdadera Los misioneros, poseedores de este gran secreto social, no abusaron de él, pues enseñaron con claridad y puntualmente a « los indígenas que nadie está obligado al amor de los demás cuanto cada uno se ama a sí mismo, sino como a sí mismo; pues el cuanto, incluye cantidad indeterminada, y el como, re- presenta el modo o manera. Con esto, los misioneros conven- ieron a los indígenas de que cada individuo tiene perfecto derecho de hacerse bien a sí mismo, con tal que no ataque o 1 impida el derecho igual que los demás individuos tienen de 1 procurarse su propio bien. Hasta aquí hemos examinado cómo los misioneros prepa- raron a los indígenas para la civilización, en relación a los deberes de cada individuo con los demás en general; investi- guemos ahora más de cerca la acción de los Padres Capuchinos sobre los indígenas, respecto a los deberes de cada uno de éstos en particular. Uno de los más grandes bienes que posee el hombre en la . (r) San Luc. so. a'., Marc. 52. 30., Math. 22. 37.

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