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CAPÍTULO VI De cómo !os misioneros capuchinos dirigieron la inteligencia y la voluntad de los indios al conocimiento de la ley y del orden De esto a ponerles en el camino de la ley no quedaba mucho, porque nadie puede mandar a otro, a no ser que sea superior a él; y siendo Dios superior a la naturaleza humana, y ésta cosa enteramente suya y sujeta a El en todo, resulta que la humanidad inteligente y con voluntad libre es objeto de dirección. El seráfico doctor San Buenaventura dice que toda ley ordenada tiene a Dios por causa ejemplar y eficiente (i); y el ángel de las escuelas, Santo Tomás de Aquino, nos enseña que la ley es el orden de la razón '( 2). Podemos asegurar al lector que nuestros misioneros obra- ron siempre de una manera sencilla, y principalmente cuando dirigían la inteligencia y la voluntad de los indios al conoci- miento de la ley y del orden: veamos el procedimiento. Primeramente, los misioneros sembraron entre los indíge- nas la idea del ordefl universal que reverbera delante de los Ojos del hombre toda la naturaleza; y de seguida, a manos llenas, esparcieron la idea del orden legal notificado y promul- gado por Dios en el Sinaí (a), como antes lo había hecho a los primeros padres Adán y Eva (4); de aquí tomaron motivo para distinguir y hacer ver a los indios la diferencia de la ley natu- (i) De sacr. scriptur. praest. Tom. IX, pág. 4. Ed. 1867. (2) 1. 2. q. 9. art. 4. () Exod. 3 1, 18. () G6nes. 2. z3. Exod. 23, 12.

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