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23* que estuviera a su alcance, para atraer a tos indios al hábito de la virtud y del orden, y apartarlos del mal y del desorden. La misma persuasión de tan grandes verdades en que estaban los misioneros, les movía a no olvidar este recurso na- tural, para lograr que los indios llenaran los fines de la civiliza- ción que se proponían implantar entre ellos. Debemos añadir a la vez que nuestros misioneros estudia- ron las primitivas propensiones y aversiones del indígena, tales como el amor y el odio; el deseo y el gozo; las del honor y tristeza, con todas sus derivadas, corno la esperanza, la audacia, la gloria o la fama, la desesperación, el temor, la ira, etc.; y, finalmente, que escudriñaron la acción o aplicación detallada de ellas en cada uno de los indios, hasta separar en cada indi- viduo las pasiones animales de las intelectuales y las mixtas. Por orden natural, las virtudes primarias del hombre son la prudencia, justicia, fortaleza y templanza; virtudes que en- contraban asiento en el alma del indio y que los misioneros no cesaron de cultivar para infundir en los salvajes el hábito de juzgar rectamente, sobre todo acerca de la moralidad de los hechos humanos; por la justicia, estimulaban la voluntad del indígena a dar constantemente a cada uno Jo suyo; por la templanza, a usar habitualmente con moderación y conforme al buen uso de la razón, de lo más agradable al sentido, hasta hacerles ver que todo abuso es dañoso; en cambio, por la for- taleza, confirmaron en ellos los hábitos del bien, según el recto sentido de Ja razón, y los preparaban para arrostrar y sufrir las ,cosas más difíciles y dolorosas cuando importaban para el bien la honestidad pública y privada. ¡Tan cierto es que la ten- dencia a la virtud es el camino de la cultura y de la perfección humana, como que el seguimiento del vicio es la vereda y sendero del salvajismo y de la mayor corrupción y bajeza del hombre! Al comparar las dificultades y el trabajo que cüesta instruir a los hijos de los hombres'civilizados, y en un medio social convenientísimo para lograr toda clase de conocimientos, es fácil que el lector pueda averiguar los sacrificios y dificultades que se presentaron a los misioneros entre los indios, y calcular, por lo conocido, los trabajos desconocidos y las privaciones del

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