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75 al remedio pidiendoselo a Dios, y con raçones que su divina magested les ilustro, pudieron desengañar a los Indios; que ya todos estavan para hacer fuga a los montes dejando la mision, con que quedaron frustadas sus es- pera nç as. CAPÍTULO V. DE LA FAMOSA CUEVA DEL GUACI-IARO Y DE LA ABUNDANCIA DE AVES QUE ALLÍ ANIDAN Y SE DICEN ALGUNAS TRADICIONES DE LOS INDIOS. A la falda del gran cerro del Guacharo ay otro cerro de menor gran- deça que tendra como media legua de largo este cerro naturalmente esta todo minado, aciendo una cueba muy grande al modo de una nave de una Iglesia muy grande su Puerta es maior que la de una gran ciudad, a les primeras veçes que uno entra en ella, por lo horroroso se le heriçan los cabellos, de lo mas alto de la bobeda estan pendientes, unos peñascos de estremada grandeça los quales desde avajo parece se tienen de deviles cimientos que parece causa espanto a los que entran pareciendoles estan para caer sobre ellos, a la perspectiva en dichas peñas se perciven varias figuras de animales, y de lo mas interior de dicha cueba 'sale un dilatado arroyo de agua por lo puerta, ay en dicha cueba una ynfinidad de paxaros noturnos, grandes como gallinas, de tal calidad que quando salen a bus- car su sustento que es a la noche parece una espesa nube de paxaras, y toda la noche se ocupan en entrar y salir con desapacible canto; al tiem- po que estas aves tienen sus hijuelos algo grandes acuden de diversas partes gran cantidad de Indios, a coxerlos llevando de ellas en grande cantidad, estan tan gruesos que lodos parecen una pura manteca, pero al corlos son muy sabrosos, acerca de esta Cueba se dicen bravos dispa- rates los Indios deste país instruidos de los Piaches (sic); entre otras cosas dicen que las Almas de los Indios en muriendo van a esta cuche; porque este jentio antes que llegaran a estos paises Capuchinos, no tenían noti- cia alguna de cosas de la otra vida ignorando que avia Cielo para los buenos y penas eternas para los malos, sin ningun conocimiento del DIOS berdadero; juzgando que no avia otra vida que Iri presente; _ pareciéri-doles eran iguales en el morir a los brutos. Acerca del conocimiento de Dios tienen total ignorancia, pues llegan- doles a preguntar quien hizo essos Cielos tierra y demas cri7 con el Primer hombre, responden (un disparate digno de tales genios) que fue un Indio llamado Amanaroca, oçho/ocon Piar que quiere decir el el primero de los Indios; Si les preguntan quien hizo las demscriatur

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