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72 1içiendo, este papel esta enojado con migo, dijele que en que lo conoci y respondiome, porque no quiere hablarme como ati, yo le dije es que save esse papel tu lengua, con que quedó satisfecho. En cierta ocesion a un Indio que viuia en los montes, no 'conocido le huio su muger, y como no pudiesse allana se vino donde jo esta preguntele que busceue, y respondiome como aula cijas que su muger le avía huido, y no la allana y venia a que io preguntase a los libros don de esteva para que se lo dijera (ya se ve el disparate) pregunté si su mu- ger euia estado en el pueblo, dijo que no, y jo entonces le dije, que por eso el libro no la conocía, y con esso no sauia donde estava ni lo podía decir, creiolo assi el barvaro y se salio de casa andando por los rnonte5 en busca de su muger; y apenas andubo un quarto de legua quando asento en el camino ence.ndio su tavaco en oje, i segun bio el rumbo p donde ¡va el humo se salió del camino metiendose por la montaña a po espacio encontro con la muger que estava oculta en el monte, lievolam contento, quedando muy persuadido, que el tavaco It avia dicho la ve¡ dad. Juzgose que el demonio tal vez, por engañarles dispone semejantes sucesos u su intento con que eo es posible disuadirles de tan horribl disparates. Al Gallo qne canta al anocheçer le hacen mil males, a unos luego que cantan le cortan la cm-esta, a otros los pelan vivos, a otros rnelan y no quieren comerlos sino que los arrojan diciendo que el cantar a aque-. Ile ore es pronosticar muerles, y enfermedades. Pos leguas de una po- blación que tenernos al pie del Gran cerro del Guachano, una vieja se hizo Piache, juntó en su cornpañfa gran cantidad de Indios teniéndo- los a todos engañados, prornetiendoles grandes riquezas de lo que ellos podian apeteçer, y desde este sitio asta las vocas del Rio llamado Gua- repiche que entra en la ruar ay mas de siete o, ocho cijas de camino, por cerros y serranias gramidisimas por estos cerros, les deçia que avia de açer venir navios cargado de riquezas asta donde ella esteva para repartirlas entre los que le acompañavan, que e5lando con ella no te- nian que temer a los españoles, ni a ninguna otra nació por que si al- guno les quisiere acer daño, o gerra era ella tan poderosa que al punto los convenliria en ¡ionos; todo esto creian estos ignorantes; pero supie- ronlo los españoles i buscandola, la alIaron, y dieron con ella en la orca, y los dernés Indios que la acompañavun unos huieron otros apresar pero con todas estas experiencias y desengaños estos miserables sic pre dan crédito a los Piaches, estos tales son los que menos travaj porque como les tienen veneración y temor por los embustes que les. cen, les fabrican sus casas y hazen sus labranças; y si acasso no Iien comide se la ofrecen mui gustosos los damas por tenerlos propicios qua. ¡as visitas hazen a los enfermos se las pagan como ellos quieren, mi

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