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CAPÍTULO III Gua los misioneros capuchinos aprovecharon el recurso natural de las pasiones y de 108 hábitos de los indios para la civilización y gobierno de los indígenas Examinemos ahora lo referente a las pasiones y a los hábitos del indio; después diremos cómo los misioneros las aprovecharon para la civilización y el gobierno de los indígenas. Las pasiones son ímpetus vehementes del apetito sensitivo: y los hábitos son inclinaciones más constantes para reproducir unos mismos actos. Es propio de las pasiones dar ímpetu y fuerza al acto hu- mano, don maravilloso por cierto, otorgado por el Creador a la criatura; claro está que este medio natural de acción, tan poderoso y enérgico, debe estar siempre subordinado al orden y a la honestidad, y que debe ser enderezado, regido y go- bernado por la inteligencia, la voluntad y la libertad. La ley iaturaI propia de las pasiones requiere que la voluntad obre con tanta fuerza, cuanta pide la calidad y dificultad de la acción voluntaria que se intenta. Y si las pasiones desencadenadas y sin freno es cierto que causan estrago tal en el hombre que lo vuelven salvaje, bien dirigidas por el entendimiento y la razón le dan valor y brío, para apartarle <de todos los desordenados gustos y deleites, así de pensamientos y palabras como de obras, y transforman al hombre de sensual y bestial, en racional y culto; pues de la manera que por los rayos solares vemos y conocemos el sol material, así por estas fuerzas sensitivas podemos ser llevados

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