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55 gan Capitan, o Príncipe, tienen por costumbre matar a uno por vengarse de la muerte del difunto. Entre los Indios Caribes, si muere algun Príncipe de su Nacion, matan a la mujer mas querida del difunto, y la entierran con el. En estas Naciones, nunca se ha visto escritura, ni testamento, porque ignoran el Arfe de escribir. Aborrecen mucho la possesion de los bienes, que los parientes (cuando vivían) usaron. Los cavallos y animales del di- funto, los matavan, y enterravan con el; otros los davan a los extraños y nunca a los parientes. Todos estos barbaros viven sin política alguna, sin tener, ni usar de Ministros de Justicia; cuando mafavan alguno, pariente mas cercano es obligado hazer justicia, matando al matador, que viene a ser vengaza, y no justicie. En lugar de armas, usan de arco, y flechas, con gran destreza, hombres y niugeres; son de grandes fuerzas, de estatura son mayores, que las personas de Europa; son muy pacientes y sufridos en los traba- jos, y enfermedades, Hablan muy poco, tanto, que parece negligencia, a lo qual les ayuda su lengua, que en pocas palabras manifiestan muchas co- sas, son los mas pobres de todas las Naciones que el Mundo tiene, y co- mo tales comen, y beben, con ser la tierra donde viven muy fecunda, y con poco trabajo les da grande abundancia de manjares, y comidas; pero son en trabajo, omissos y generosos (sic). Las delicias, que cuestan trabajo, no las estiman, antes las aborrecen y con ser tan pobres, son muy liberales, y con gusto dan a otros lo que tienen, y por esta causa viven con sosiego, sin el uso del dinero, porque lo que han menester unos se lo dan los que lo tienen con generosidad; y el no hacerlo así fuera desdoro, y infamia; y lo mismo juzgan de los que no reciben de lo que generosos les dan. Ningun genero de hurto se reco- noce en ellos, porque son opuestos en gran manera a este modo de obrar tienen de todos buen concepto, y con seguridad dejan sus casas solas, y abiertas por semanas, y meses enteros, con todas sus alhajas; son todos rudo-y no fuciles de reducir; la memoria es infeliz, y por esta causa te- nemos gran trabajo en enseñarles las Oraciones, los Misterios de la F, y otras cosas forzosas, y necesarias. Tienen poca obediencia a sus Padres y son mal sufridos, si los reprenden, y por esta causa no se atreven los padres a corregir sus hijos, ni mandarles hazer cosa alguna. Todos ellos comen poco, pero tienen una horrenda costumbre de beber hasta embria- garse, de que se originan ruidos, odios, y muchas muertes. Estas eran las costumbres, y modo de vida de los moradores de aque- llas tierras, hasta que entramos los doze Capuchinos, que fuimos embia- des, y todos hemos padecido, y tolerado indezibles trabajos, antes de po- der dar principio a la Mission, hasta el año de 1662. Fue tan poco lo que se pudo hacer en ellos que se reputa por nada; una de las cansas fue, por- que aquellas gentes son muy enemigas de extranjeros, y por esta causa

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