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; - , ue, que le oligaba á ello, estauiera en estado de condenacion eterna, que esso quiere dezir aquel rae miii, ay de mi, porque aquella interjecion (como aduierten conlunmente los Padres, y Doctores Sagrados) es nota de con- denacion eterna, como se vé en aquellas palabras de S. Mateo, l7& tibi Coraza/a, vee tibi Bel.saida, etc. y en aquellas de San Juan: Vw aa/em Jiomini II//pez' quem traddar ego. Y esto mismo le dize Dios al Profeta Ezequiel en el capítulo tercero, quando le auisa de que le ha constituido Atalaya y Predicador sobre su pueblo, afirmando, que si no les predicare, y desengañare de sus errores al impio, y infiel, él perecerá, pero que el Profeta daría cuenta de su san- gre, y perdicion: mas si poniendo el Profeta la deuida diligencia, para conuertirle, y sacarle de sus errores, no quisiese dexarlos el infiel, corre- ría por la suya a su misma perdicion: FBi Iiomiais specuiatorem dedi te domas Ismek el audies de ore ¡neo Jer/,um, el annunliabis cia Verbum ex me, si dicente me ad impIum: ¡norte rnorieris, non annantiaberis eis nc que lucu/us fue,'/s; nf C7uerl31Llr á vta siza imp/a, el vivat.' ¡pse Jinpiiis ¡ti ¡niqui/ate sua ¡norte/nr; sanguinem autem e/Lis de ¡nana /ua re qn/ram: si aa/em tu eznmunÍiaberjs imp/o, el II/e non fimeri/ conuejsus ah imp/eta/e sija, el 4 via siza imp/a, ¡pse quidem la imple/ate sua modelar, ¡u autein arninain luam hberusti. Señor d V. Mag. y a sus Ministros a puesto Dios por Atalayas de las almas de aquellos infieles de la América, y si poniendo la devida diligencia, y medios proporcionados pava su cOnúersion; no se quieren conuei'tir a la Fé, correrá por su cuenta su perdicion; pero si despues de cuer dado y, Mag. tantos decretos, y ordenes, y hecho tantos gastos de su Real Patrimonio para la conuersion de los Indios; los Minis- tros a quien se lo encarga tan apretadamente, no pusieren los medios proporcionados para ella, los mismos infieles pereceran eternamente; pero su sangre, y perdicion correrá por cuenta de los mismos Ministros. Y aunque no huuiera tan precisa obligacion; sola la piedad, y compas- iion, de ver perecer tantas almas por falta de Ministros Euangelicos, y Obreros de tan copiosa mies, y de tantas hombres que de su parte estan dispuestos, con gran docilidad, pudiera mouer las piedras a lastirna de tan gran miseria, que es la que llo,'aua el Profeta Jeremías en sus Trenos; viendo desfallecer, y perecer tantas almas tiernas en la Fé, que como. niños pierden la vida, por que no hay madres espirituales, que les adminis- tren la leche de la Doctrina Evangelica: Defecerunlpr lacrimis oculi me¡ conturbata sant viscera mea, effu.ssum cal ni f,-zta jecul' ¡nenia,' silper con- ti'ictio,iem Nide popuui 'pci, cum deficerel pat'uu/us, el ladeas ¡a plateis oppidi. Y en el capitulo quarto de los mismos Trenos, llora amargamente el ver tantas almas de niños espirituales, que de pura sed (le la doctrina, y falta de leche del espíritu, tienen pegada la lengua al paladar, y que pi- diendo con lagrimas el pan del cielo, y el sustento celestial, no uy quien

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