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775 * administración y gobierno de las misiones de los Capuchinos en Venezuela desde 1650 a 1817, puesto que hemos procurado darle a conocer los primeros gérmenes de actividad de los mi- sioneros en todos los órdenes, para la formación y fundación de los pueblos, bien fueran éstos de indígenas o de españoles; ya de unos y otros juntamente: hemos visto la multitud de sal- vajes diseminados por las cabeceras de los ríos, por las llanuras extensas, por los valles, quebradas y montes, a través de bos- ques incultos y de fragosidades inaccesibles de las sierras: hemos visto cómo los misioneros han ido a buscarlos y atraerlos, arrostrando toda suerte de peligros y necesidades «hasta cegar muchos de ellos de pura hambre», ansiosos de salvar las almas y devanas al conocimiento y servicio de Dios: los hemos visto congregarse en pequeños pueblos, que han venido a ser ciuda- des importantes y cabezas de Estados y de Diócesis: los he- mos visto regenerarse con las aguas bautismales, y por último señalados con el signo de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, e iluminados con la esplendorosa luz del Evan- gelio. . - Cuántas veces corrió abundante y generosa la sangre del misionero, por llevar a los indios el fruto de la Redención de Jesucristol ¡Cuántos se consumieron en el trabajo! ¡Benditos sean ellos! Imitémosles. Y que laspresentes Relaciones inspiren nuevos misioneros y promotores del bien entre la raza aborigen, y que pululen por doquier los apóstoles del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo: pues la mies es mucha y faltan los obreros, los agentes y ayudadores de Dios (i). Estos son mis votos: y aquí romperé mi pluma estétil, si no logramos el fruto de este pequeño estudio. FIN DE LA INTRODUCCIÓN (») Calcúlase en unos ochenta mil (So.000) el número de infieles que existen aún en las antiguas provincias españolas, hoy República de Venezuela, cuyo te- rritorio alimenta a unos tres millones de habitantes y pudiera mantener hasta sesenta millones de almas.