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15* a unos y a Otros esta obligación propia solamente de seres inteligentes y libres. Que nuestros misioneros no anduvieron por las ramas del árbol moral, está fuera de toda duda; puesto que bajaron a la raíz y enseñaron a los salvajes que toda obligación tiene a Dios por autor y causa primera; y llevaron siempre al ánimo del indio la seguridad del acierto al cumplirla, junto don la persuasión íntima de que intrínsecamente es imposible que haya obligación (le hacer ninguna cosa mala. Esta enseñanza la aseguraron muy bien los misioneros; porque ellos se daban cuenta exacta de que si constituían, malamente, el fin último en la doctrina moral, por el mismo hecho destruían todos los derechos, y acababan con todos los deberes, y con la misma civilización y cultura que pretendían implantar entre los indios. No por otra razón hallamos en muchas partes el marcado interés que tenían los misioneros de enseñar a los indígenas la doctrina cristiana, la cual dicta que la norma de las obligacio- nes es la intención del Creador con la criatura. Y así fué también como los misioneros ilustraron la razón humana del salvaje con las verdades tradicionales y la elevaron a1 conocimiento del Creador por medio de las cosas, enseñando a los indígenas a observar la naturaleza peculiar de cada una de ellas. ¡Es indudable que desde las comodidades de la civilización difícilmente podremos apreciar - cuán grande y pesado fué este trabajo de nuestros misioneros!

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