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164* pestes, y a la conquista. Está visto que desbarran tambi» clásicos (i). Otra acusación encontramos en el famoso Humboldt (; que Ja cita Baralt (fol. 267), «que los indios han quedad una situación poco diferente de la que tenían cuando sus taciones no estaban todavía reunidas en torno de la del nero'. Contestación: Lamentamos no tener a mano las obr, este sabio y solamente podemos rebatirle con ligeros apu El mismo Humboldt dice <que se podía viajar agradablen? en las misiones españolas» (3); y más adelante asegura. 'los indios eran tratados con dulzura y gobernados segú sistema de orden y disciplina, que por desgracia, es poco: nocido,y afirma que cel aspecto del Conuco del Común1 Caripe, era el de un grande y hermoso jardín (4); y en ot parte nos habla de « los más hermosos campos y los más risi ños y pintorescos sitios»; y en otra dice: «todo nos recuer' aquí lo que nuestros jardines y plantaciones encierran de m pintoresco y atractivo, y hace reconocer la industria del hoi bre y las huellas o las señales de la agricultura en medio aquellos sitios agrestes» (5), y que en la misión de la Divi Pastora, el misionero, hombre alegre y amable..., habíapi tado un hermoso jardín, y que el pueblo ofrecía aquella herrt sa regularidad de construcción que en el Norte de Alemani (6), etc.; después de esto, tan sólo nos ocurre decir que si 1 bieran estado los indios en una situación podo diferente de que tenían cuando estaban en las selvas, estimamos que hubiera sido agradable a Humboldt viajar por las misiones (x) Si como hablista Baralt es excelente, como historiador lo encontra por lo menos, lleno de prejuícios, o que escribió sin tener a la mano los d mentos que posteriormente se han encontrado; y creemos con el Sr, Ta Acosta, que la VIEJA ascusLA msTóRIcA ha hecho daño a las modernas gener nes venezolanas: y en el caso presente opinamos que ese criterio históic causado perjuicios inconcebibles a la raza indígena, y acaso impedido la re titución eficaz de las misiones hasta el día de hoy, 1918. (2) Era calvinista. () Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente, 1799-1804 ción París» Año de 1826. Tom. II. fol. 75. » (4) Ibid. fol, 75. (5) Ibid. Tom. M. fols. 78, So y 184. (6) Ibid. fol. 184.

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