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*14 apenas conocían los elementos de orden moral del individuo, de la familia y de la tribu; pues les faltaba la tradición social que afianzara en ellos los primeros elementos del conocimiento de la moralidad. ¡Tanto se separaron del primitivo foco del género humanol Sin embargo, parece que la idea de individzw, familia y eribu, deja ver en los indígenas una idea social, y muy propia, para iniciarlos en el conocimiento del orden moral: de esto se aprovecharon admirablemente los misioneros. Además, parece que la razón natural, después de la caída de origen, y sin otros «auxilios externos, no tiene poder suficien- te por sí sola, para dar una idea perfecta de la virtud; y dado el modo de ser de los indígenas, con seguridad, nadie podrá afirmar que existe en el hombre salvaje un principio innato que le arrastre a ser bueno, fuera del entendimiento; por eso hallamos que los misioneros desarrollaron, en los indígenas, poco a poco, y por todos los medios posibles, la fuerza dedu- cidora y contemplativa de éste en todas aquellas cosas de las que los indios podían formar un juicio y una idea moral. De esta manera delicada los misioneros pusieron los princi- pios fundamentales, para el cultivo de la moralidad entre los aborígenes, sobre el propio objeto; no en lo sensible o externo meramente, sino en el conocimiento de lo lícito, o ilícito, y obligatorio: y, sujetivamente, en lo cierto o incierto; pues los juicios morales no son otra cosa que las determinaciones parti- culares del pricipio natural: hacer el bien. Así fué también como llevaron a los indígenas la idea de lo honesto, y de la necesidad de la moral, y de las causas fina- les, y de laçonexión, absolutamente necesaria, que debe haber entre los medios y el fin: que toda obligación es una necesidad moral; la necesidad del fin y de los medios; y, finalmente, el conocimiento del orden necesario entre los medios y el fin que se precisa o se desea. Si comparamos ahora la acción del misionero entre la gente culta, y observamos las grandes necesidades que cons- tantemente tiene la sociedad de renovar la idea moral, y luego aplicamos esa misma acción del misionero con el hombre sal- vaje, fácilmente podremos apreciar la largura de la diferencia que existe entre las dos acciones del apóstol, para manifestar

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