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CAPITULO XXIX Respóndese a los cargos y objeciones que algunos han hecho al sistema de administra- ción y gobierno de las misiones de los Capuchinos en Venezuela (1650-1817), Con la defensa sacada cIa los mismos contradictores Hemos llegado al final de nuestro trabajo y debemos res- ponder a los cargos y objeciones hechas contra la administra- ción y gobierno de las misiones y aun de los misioneros; bueno - es que sepa el lector que semejantes acusaciones fueron las pri- meras noticias que encontramos al llegar a Venezuela hace veinte años, y que al familiarizarnos con ellas, leyéndolas repe- tidas veces en sus mismas fuentes, notamos y nos persuadimos que los mismos contradictores hacen su panegírico. Tres son los corifeos principales de estas acusaciones: Baralt, Humboldt y Codazi; tres nombres casi igualmente grandes. Primeramente nos habla Baralt de «cinco misioneros Capuchinos que pasaron a Barcelona y allí fundaron pueblos. Verdad es --dice —-que los trabajos de estos Padres se inutilizaron por haber tenido _• quevolver a España, llamados a cuentas por la Corte, ante la cuaífueron acusados' (i). Contestación: Probablemente, el autos no tuvo a mano los datos suficientes, puesto que Anguiano y los Archivo españoles traen los nombres de los pueblos que formaron, y el sistema de huertas o granjas que iniciaron los misioneros Capuchinos (i 650 a 1552), para alimentarse e instruir a los indios: por tanto no se inutilizaron los trabajos de estos Padres, como él dice, sino que organizaron los pueblos de San Salvador de Cochismas1 (i) Resumen de la Historia de Venezuela, Ed. París, Año 1841, fol. 259.

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