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> en la justa legislación y dentro del derecho natural y del dere- cho divino. En particular los gobiernos cristianos están obliga- dos a proteger la verdadera Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo, y a mirar con particular afecto a los fieles de Cristo, y faltan gravemente contra Dios, contra la Patria y contra la Iglesia, aquellos gobiernos que permiten o dejan impunes los delitos Contra la fe y la moral pública enseñada por la Iglesia. No queremos decir que los misioneros desenvolvieran to- das estas enseñanzas ni que lo hicieran del mismo modo, sino que amoldándose al ingenio pedagógico de cada uno, explicaban anualmente el curso de religión y moral, según las festividades y tiempos y atendida la capacidad de los indígenas. Finalmen- te, de más está decir que era absurdo e impío para todos los misioneros cualquier modo de gobernar que fuese sin contar con Dios y con las enseñanzas de la Iglesia, y que ellos procu- raron dirigir siempre a los indios de las misiones conforme a las enseñanzas cristianas.

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