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Prácticamente, juntaban en sociedad a los salvajes para enseñarles el bien en todas sus manifestaciones; por ellos deja- ron la paz y sosiego del claustro, y como apóstoles de Dios, sin comodidades de ninguna especie, unas veces solos y otras acompañados, se internaron por las selvas del Nuevo Mundo,. por fragosas montañas y ríos temerosos, en busca-de almas, como busca el pastor su ganado, hasta encontrar a los indíge- nas en sus madrigueras o escondites; pudiéramos, de verdad, llamar a los míseros indios «rebaño perdido'> entre los mon- tes (i). Pensamos agradará al lector que le demos a conocer desde el principio los primeros pasos de los misioneros cuando logra- ban encontrarse con una tribu. Las primeras visitas, que ordinariamente se hacían entre los indios más cercanos a su residencia, sólo servían de mera presentación; y como el salvaje es incapaz de percibir lo espi- ritual, el misionero se conducía con la mayor suavidad y cariño —mitis et suavis—; en cuanto podía coordinaba los medios de inteligencia con el cacique y demás principales, convenía con ellos la unidad del fin que le traía a sus tierras, y procuraba adunar la voluntad de todos: tanto mejor resultaba esta evolu- ción principalísima, cuanto los indígenas eran más unidos y más sociales entre sí. Para cuando la tribu era levantisca y rebelde, unas veces, el misionero esperaba mejor oportunidad; otras, enviábales amigos indígenas que hablasen al cacique y demás capitanes, prácticamente, de las ventajas sociales y de la civilización y cultura cristiana; ora les regalaba ' cosas nece- sarias, u objetos suntuarios, y, justo es decirlo, rara vez los indígenas resistían a la mansedumbre y actividad del misionero; pero otras veces los salvajes empuñaron las armas, sus arcos con sus flechas envenenadas, y los misioneros capuchinos pagaron con la vida el tributo de sangre a la redención y cris- tianización delos infieles (2). (,) Vid. Expediente original, año 1777. Archivo Nacional de Venezuela, Caracas. (2) Documentos de Blanco y Azpunia, Tom 1. fol. 388 al 430, Ed. Caracas, año de 1875: Vid. Anguiano, El Capuchino Español, 1703: Archivo Nacional de Venezuela, Caracas, año de 1737, 0. N.° S. y Archiv. de Indias, 57. 1, i a 7.: Ee laciones, C-rdnicas, etc.

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