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CAPITULO XXI Que trata de la organización económico-social de la administración y gobierna de los misioneros capuchinos Antes de, tratar de la economía social de la administración y gobierno de las misiones de los Padres Capuchinos en Vene- zuela, tenernos que hacer notar la particular posición de los misioneros respecto a la riqueza y a la posesión de bienes: y es que a los franciscano-capuchinos la Santa Sede Apostólica les concede privilegio especial de no tener ni poseer bien algu- no en este mundo como cosa propia. Este es un punto princi- palísimo que tal vez no lo comprenderán los sociólogos y economistas modernísimos, por parecerles una paradoja y acaso un esfuerzo contra la misma naturaleza, y el que sin embargo es un precepto formal de la regla de vida ideada por el seráfico Padre San Francisco de Asís y muy conforme a la ley Evan- gélica—nihil habentes et omnia possidentes—, precepto que anda no tener ni poseer corno propia cosa alguna en este nundo; precepto que está reconocido y consagrado por ra his- toria de casi ocho siglos. Procuraremos vencer las dificultades que se nos ofrecen en este estudio del mejor modo posible. El famoso D. Eugenio de Alvarado nos refiere el hecho descrito por uno de los Capuchinos de la siguiente manera: En cuanto a la posesión de bienes temporales, me explicó un teólogo de los padres misioneros que había un medio entre el tener y no tener, que era el usufructo de lo adquirido; este era el que disfrutaban los misioneros capuchinos y lo que debe

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