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95* l simo Sr. Dr, D. Gabriel García Moreno, víctima de la masone- ía, terciario franciscano y presidente de la República española el Ecuador, quien llevado de la bondad y fuerza de su cora- •zón magnánimo y de la rectitud de justicia y de orden, instruía L os presos de la cárcel enseñándoles por sí mismo la doctrina cristiana, en donde están compendiados todos los deberes y tf ierechos sociales, morales y religiosos (x). Otra de las cosas importantes que encontramos en la ad- ministración y gobierno de los misioneros, es la proporción que se guardaba entre la pena y la perturbación o desorden ocasio- nado con la perversión del individuo, ya bien clara y manifiesta. También hallamos que los misioneros dirigieron sus esfuerzos a excitar en los indígenas el horror hacia toda clase de críme- nes y aun a amar las penas impuestas para el bien de todos: de este modo dignificaron al indio, el que muchas veces llegaba a sufrir con gusto la pena o reclusión impuesta para devolver el orden a la justicia común e infundirles buenos propósitos, a fin de sacar el mejor partido posible de enmienda y no incurrir jamás en delito alguno. Este era el fin principal al que se diri- gían los misioneros, y por esto con frecuencia avisaban a todos que era inútil quebrantar el orden y la justicia, pues era preci- so renovarlo de nuevo tantas cuantas veces se perturbara o faltara, y aun cuando quedase oculto el culpado no podría evadir la sanción y castigo de Dios, quien juzga los corazones y los pensamientos escondidos de los hombres, y los castiga, no sólo en la otra vida, sino también en la presente, en donde muchas veces se palpa la acción de la divina Providencia. De este modo, los misioneros amoldáronse a la índole del delhi- chente y al grado de desorden que pudiera .haber en cada delito y procuraron aplicar la pena según la falta, por medio de las antoridades indígenas, tenida en cuenta la diversa condición de cada uno de los indios, sin pararse en la proporción moral, más bien acomodándose en lo externo a ¡os grados integrales de la culpa civil meramente; por eso los misioneros estimaron por mayor delito el cometido contra la Religión, después 'contra el orden público; deseguida el cometido contra un vecino particu- (z) Vida de García Moreno, por Berthe,

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