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CAPÍTULO XVII Que trata de cómo los misioneros capuchinos prepararon a los indígenas cuanto era posible para la perfección social Cualquiera diría que el gobierno y la administración de las misiones de los Padres Capuchinos se limitaba meramente a los asuntos de religión y moral; ya hemos visto que no fué así, sino que atendieron a lo necesario, a lo útil y a lo honesto • siempre. De hecho los misioneros no se contentaron con diri. gir al individuo en particular, sino que procuraron elevar el conjunto de los indígenas a la perfección social, dando a cada uno las enseñanzas necesarias para conducirse derechamente y • con provecho particular en el orden social; ya enseñando los deberes y los derechos de cada persona; ya aclarando las or- denanzas y las leyes de las misiones, a fin de dar a todos los indios el tinte social y cristiano de los pueblos cultos, y sobre todo, del más culto de aquella época que era el pueblo espa- fpl. A este fin se dirigían los progresos que sin cesar iban introduciendo en las artes, en los conocimientos de todo géne- ro y en las industrias, como desde más atrás lo dejamos bien señalado y lo veremos con alguna amplitud deseguida. La evolución lenta que activaban en este sentido la vemos claramente en sus numerosas fábricas, talleres y astillero: nu- merosas, decimos, para aquellos lugares, tiempos y personas; pero las tenían; lo mismo que escuelas y enfermeros, de quie- nes aprendían los indígenas el arte de curar los males y aliviar a los pacientes: de esa manera, no sólo atendieron a la instruc- ción elemental de los indígenas, cuanto era posible al ingenio

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