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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 83 expresados, libró los correspondientes despachos de fundación, añadien- do también a esto el resguardo de vuestra provincia por aquella parte de la intromisión de los extranjeros; contiene dicha villa ochocientas y seis almas. A esta villa insultó el año próximo pasado de mil setecientos y sesenta, a mediados de enero, una partida crecida de gente armada de la jurisdicción y ciudad de Barinas, tomando en ella la acción por el Cabildo de dicha ciudad, del que se dijo venían algunas personas, las que promulgaron bandos a son de cajas e hicieron otras acciones judiciales en dicha villa, diciendo ser aquella su jurisdicción, y distan- do, como dista, a juicio de los prácticos, dicha villa de San Jaime de dicha ciudad de Barinas siete o más días de camino en tiempo de verano, que es el más oportuno y fácil para traficar. A esto se añade ser dicha tierra descubierta, abierta y poblada por vuestros misio- narios y vecinos de esta provincia, y de muchos años a esta parte transcienden nuestras jornadas mucho más adentro del sitio y villa de San Jaime; a que se añade también la opinión constante de los anti- guos de esta provincia ser el río de Masparro que está al poniente (le esta provincia, y media entre la citada villa y ciudad, ser térmi- no que divide las jurisdicciones de esta vuestra provincia de Caracas y Barinas, contando desde la quebrada llamada la Raya, conocida y llamada así por raya conocida de división entre estas dos jurisdic- ciones, la cual desagua en el referido Masparro, y relacionando la crónica de esta vuestra provincia alcanzar su latitud ciento y ochenta leguas, y distar dicha villa de San Jaime de la ciudad de Caracas como noventa de latitud, no sé cómo se incluirá en jurisdicción de Barinas dicha villa. A esto añado que la citada crónica refiere cómo el descu- brimiento hecho por los conquistadores de esta vuestra provincia alcan- zó al río de Apure que recibe los citados Masparro y Raya y parece difícil obtenga una ciudad como siete días de camino a un viento solo. A esto se acumula la violencia con que algunos principales de dicha escolta llevaron consigo parte de los bienes de algunos pobres veci- nos, los cuales con este acaecido han quedado sobresaltados. Sirve a esta villa su fundador el Padre Fray Gregorio de Benaocaz, quien, venciendo muchas plagas y tolerando muchas penalidades, padeció entre otras la de no comer el cotidiano pan y común del país por espacio de seis meses, sujeto a algunas raíces que produce el terreno, y algu- nas veces a comer carne cocida sin sal ni otro condimento, y a la mucha constancia y tolerancia de este vuestro misionario capuchino, se cono-

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