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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 71 las muchas que han fundado y actualmente tenemos en esta provincia, por haberlo hecho siempre con los gentiles, y tal vez apóstatas, saca- dos de los montes en las continuas anuales jornadas; y sí el que dichos Muy RR. PP. de Pínitu, no sólo han quitado, poblado y mantenido muchos indios de nuestras reducciones y pueblos, pero aun hasta haber quemado y destruido algunos de éstos que se habían fundado en las cercanías del Orinoco y jurisdicción de esta provincia, siguiéndose de todo las fatales consecuencias y espirituales ruinas, que se dejan considerar y constan más extensamente de dichos autos. 30.—Idénticamente lo mismo, en perjuicio considerable de nues- tras misiones, justificará V. S. I. con lo acaecido en ellas, que también consta de autos desde el año de 1732, en el que los Muy RR. PP. de la Compañía de Jesús y provincia de Santa Fe volvieron a fundar al otro lado del Orinoco, después de haberlo abandonado por el espa- cio de cerca de 60 años, con el motivo de haber los indios gentiles quitado inhumanamente la vida a tres venerables jesuitas y arruinán- doles el iinico pueblo que allí tenían, que lo era frente de la boca del río Meta, en un sitio llamado Carichana, o por otro nombre el Peñón de la Paciencia, y, aunque dichos Muy RR. PP. con su nueva venida solicitaron hacer varias ordenanzas y concordias, que de hecho hicieron el año de 1736, tanto con las misiones nuestras de esta provincia, cuyo Prefecto asistió sólo a ellas más por política o sencillez, que por nece- sidad que hubiere, como con las referidas de Cumaná y Guayana, no obstante que para ello carecían dichos Muy RR. PP. Jesuitas de los poderes y facultades solemnes y necesarias en derechos; pareciendo son dichas concordias dirigidas a sólo el fin de establecer una perpetua paz religiosa, y de no embarazarse o perjudicarse los unos misioneros a los otros en el apostólico trabajo de las reducciones, y que para esto se asignasen, como se asignaron, términos y terrenos fijos, en los que respectivamente trabajase cada una de dichas Religiones, bajo de cuya fe y circunstancias se aceptaron y firmaron dichas concor- dias. Los Muy RR. PP. Jesuitas tomaron por terreno de sus reduc- ciones el otro lado del Orinoco, la crecida distancia de muchas leguas que hay desde las orillas orientales de este río, hasta el del Marañón o Amazonas, considerando estos dos ríos de Norte a Sur, y del Este a Oeste, las innumerables que corren desde el río Cuchibero, también del otro lado del Orinoco, sin término alguno para arriba; cuyo dilatado terreno es certísimo hallarse habitado de muchas y varias naciones de indios gentiles, suficientes mieses aun para mayor número de evangé-

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