BCCCAP00000000000000000000508

68 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA en los comunes vicios y malas costumbres de su brutal naturaleza; y, por último, precisa casi a darles un pleno gusto en sus indecentes bailes y en cuanto quieren para comer, beber y engalanarse con cuentas o abalorios, cintas, etc., en cuyo asunto de pedir son porfiados y moles- tosos; y, no practicándolo todo así los misioneros, o se huyen a su gentilidad, que es lo más común, o se dan a comer tierra y otros desórdenes para enfermar y quitarse la vida, como lo uno y lo otro nos lo tiene enseñado la experiencia: y cuando no se experimentan estos perjudiciales efectos a la salvación de sus almas, se ven otros de no menor consideración, a causa de ser dichos indios hijos de la mayor inconstancia, novedad e insubsistencia. Y, aunque bastaría para crédito de esta verdad la experimentada en tantos años con muchos o los más indios de las primeras conquistas, tanto de esta provin- cia como de la contigua de Cumaná y otras, los que, después de tanto tiempo de conquistados, reducidos y pacíficos, no sólo andan continua- mente vagueando de unos a otros pueblos, sin quererse sujetar a socia- bilidad ni doctrina, sí también arrochelándose de una vez en los montes, y en lo más oculto de sus esperanzas viven y se halla- rán al presente en ellas, con los mismos vicios y costumbres de su primera gentilidad. 27.—Pero con mucha más evidencia se tiene observada esta inconstancia en dichos indios de nuestra reducción y cargo. Es bien notorio, Sr. Ilmo., los muchísimos pueblos que en el espacio de cien años han fundado con ellos los misioneros capuchinos en esta provin- cia, y de todos dado individual cuenta a S. M. en sus respectivos tiempos, fácil de justificarse por sus mismas reales cédulas de gracias y satisfacciones con las que se han dignado siempre honrar los traba- jos, celo y adelantamiento de las reducciones de dichos nuestros misioneros, y las que conservamos en nuestro archivo para espiritual gloria de estas misiones y honroso crédito de los varones apostólicos que con sus vidas y sangre en todos tiempos las han ilustrado. Es asimismo también facilísimo de comprobarse con autos y otros instru- mentos justificativos, el que tanto muchos de dichos fundados pueblos como los más que por sus respectivos tiempos se han entregado a demo- ras y doctrina, todos se hallan el día de hoy arruinados y de una vez perdidos; y los que no lo están, se ven de un día a otro unos con más, y otros con menos indios; y, aunque por lo común nacen estas ruinas y atrasos de su conocida incostancia e innata inclinación a las fugas y al monte, como al presente se ha visto con los de la nación

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz