BCCCAP00000000000000000000508

442 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA del mismo año, adonde con todos los votos fui electo en segunda oca- sión de Prefecto, cuya elección ha tenido y. P . M . R. la bondad de confirmar en su carta de dos de febrero de este presente año. Constituido ya segunda vez en la prefectura y estando con todos los misioneros sin destino, por habernos quitado nuestras misiones y de consiguiente precisados a andar errantes, les prometí haría todo lo posible para recuperar y que se nos restituyesen los pueblos que te- níamos antes de la revolución, lo que comencé dando los primeros pa- sos, escribiéndole al Sr. Arzobispo, haciéndole presente los motivos de nuestra justa emigración, desentendiéndome de las proposiciones con que nos dispensaba todo su favor con las juntas revolucionarias de Caracas y Barinas para que volviésemos desde Guayana y nos sometié- semos a aquel impío gobierno y abrazásemos y predicásemos sus de- pravadas máximas, a que no quisimos asentir, antes por el contrario contestamos con aquel espíritu y constancia propio de unos verdaderos misioneros andaluces, hijos de N. P. Seráfico San Francisco y de nuestra nunca bien ponderada España, cuya instancia del Sr. Arzo- bispo y nuestra contestación la mandamos a Puerto Rico, al Sr. Co- misionado Regio D. Antonio Ignacio de Cortabarrio, y aun conservo en mi poder su contestación, fecha en Puerto Rico, en 11 de diciem- bre de 1811, en la que alaba y nos da las gracias por nuestra firmeza y constancia en nuestros trabajos y persecución. Desentendiéndome de estos y de otras muchas cosas sólo le hacia ver que nuestras misiones habían sido quitadas a las fuerzas, que se condoliese de nuestros tra- bajos y de nuestra miserable suerte. La contestación fue darme la enhorabuena de mi nueva prefectu- ra y negarse absolutamente a mi justa pretensión. Yo no podía ver sin dolor la total ruina y corrupción de costumbres en nuestros pue- blos, alimentados con la falsa doctrina de aquellos nuevos predicantes, y así me resolví pasar a Caracas para hacer presentes nuestros derechos y el mérito que habíamos adquirido en una emigración de dos años. Me presenté al Capitán general como Vice-patrono Regio, le manifes- té los oficios originales del Sr. Arzobispo a los nuevos curas que es- candalizan aun a los mayores libertinos y seductores contra la justa causa, y, conociendo dicho Capitán general nuestro mérito y justicia, le pasó aviso al Sr. Arzobispo con fecha de 12 de febrero del tenor siguiente:

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz