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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS - 439 mo sexto, diré que es bien notorio hasta en esta capital, donde se han presentado y suelen presentarse varias partidas de los indios gentiles de cuenta de alguna pretensión, que éstos andan siempre desnudos, sin más vestidos que el guayuco que describí en la contestación el ar- tículo vigésimo cuarto, pero ungidos en todo el cuerpo con una resma encarnada, que llaman chica mezclada con una manteca de caimán, que es un peje monstruoso de que abundan los ríos Apure, Portuguesa y otros de esta provincia y la de Barinas, con cuya mezcla la hacen per- manente en sus pieles y se defienden de los ardores del sol. Del mis- mo modo andan los que no están aún civilizados, aunque ya reducidos y poblados y que se han familiarizados con los españoles; usan lo mis- mo que la plebe en las ciudades populosas, que es una camisa ordina- ria de listado núm. 2 coleta, lienzo de hilo de la tierra, ruan blanco o bretaña ordinaria, un calzón corto o pantalón de cotín, o lista de ra- yado, brin, cotonia, blanquín ordinario y otros géneros semejantes, con paños menores, femorales o calzoncillos de abajo, y, los que tienen al- guna más posibilidad, chaqueta de pañete ordinario azul o de pursiana. El medio que juzgo más oportuno para evitar aquella desnudez de los indios, es el que enseña la experiencia y dejo arriba expuesto a otro propósito, esto es, el establecimiento de españoles honrados y de buenas costumbres en sus pueblos, porque, si por este medio, como se ve en esta provincia, hay pueblos enteros de indios ya vestidos, sin di- ferencia de las otras castas, es regular que, si en lo sucesivo se adopta esta práctica, vea el mismo resultado. Estas son, Ilmo. Sr., las noticias y conocimientos que he adqui- rido por cuarenta años en el ejercicio de misionero de estas provincias y archidiócesis de V.S.I. sobre los puntos que contiene cada uno de los treinta y seis artículos del interrogatorio que devuelvo con la real orden del señor ministro de Ultramar, suplicando a V.S.I. se digne suplir los muchos defectos que supongo encontrará la alta compren- sión de V.S.I. en esta exposición, y dispensarme la demora en la contestación, como causada por las varias inconexas atenciones de la fábrica de la iglesia de este hospicio, que emprendí 6 de enero de este año y he seguido sin interrupcción hasta la fecha, como lo ha visto y. S.l., de la administración espiritual de la tropa de este cantón, de que he estado encargando desde el 11 de septiembre último hasta el 12 de los corrientes; de la evasión de los asuntos de nuestras misiones, como su Procurador general en esta capital, y de las respectivas fun-

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