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416 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA que se ofreció sobre el acomodo de los mismos curas en beneficios equivalentes a los que dejan, he venido en que desde luego se encar- gue V. R. del pueblo de Santa Bárbara de Achaguas y de enviar a los religiosos que tiene designados, según la nómina que me ha ex- hibido el R. P. Procurador Fray José Francisco de Caracas, a saber: al R. P. Fray Joaquín María de Málaga, a la villa de San Fernando; al Padre Fray José de Cazalla, al pueblo de Arichuna; al R P. Fray José de Alanis, al de San José de Apure, alias Santa Lucía; al R. P. Fray Fernando del Coronil, al de San José de Apunto; al R. P. Fray Angel de la Rioja, al de Nuestra Señora del Carmen de Bancolargo; al Padre Fray Angel de Salduero, al de Nuestra Señora de los An- geles de Setenta, y al Padre Fray Benito de Villaviciosa, al del Ar- cángel San Miguel del Mantecal de Caicara. A ellos y a V. R. doy las facultades necesarias para la administración de los Santos Sacra- mentos del bautismo, penitencia, eucaristía y extramaunción de los respectivos feligreses de cada uno, y para presenciar el del matrimo- nio que entre ellos se celebrare y contrajere y para todas las demás funciones de párrocos. La iglesia y curato de la dicha villa de San Fernando la entregará el Br. Don Andrés de los Ríos; la del pueblo de Achaguas, el Pbro. Don José Tomás Fernández; la del pueblo de Santa Lucía, el religioso que aún esté sirviéndola, porque su cura el Pbro. Don Juan Antonio Rubira aún no ha llegado allí; la del de San José de Apunto, el Pbro. Don Gabriel Antonio Godoy; la del de Bancolargo, el Pbro. Don Manuel Antonio González; la del de Setenta, el Pbro. Don José Claudio García; la del de Arichuna, el religioso que aún está sirviéndola por no haberse proveído de cura, y la del de Manteca!, el religioso que está sirviéndola por encargo mío desde que se fugó su cura el Doctor Don Ramón de la Peña. De- berán hacerse las entregas por inventario formal ante dos o tres de los principales vecinos de cada pueblo, con exactitud y confraterni- dad, custodiarse este inventario en los respectivos archivos parroquia- les y dárseme aviso de la ejecución. Al efecto acompaño las adjuntas órdenes que V.R. se servirá pasarles para que, desde luego que rea- licen las entregas los expresados Clérigos, pasen a los destinos que allí mismo les doy. Y V.R. dará a los dos religiosos enunciados los que ya les tiene señalados en la sobredicha nómina, en otros de los pueblos que quedaron en calidad de misión. Y espero que V.R. y sus venerables religiosos, excitados de verdadero celo apostólico, del

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