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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 403 nes de la Superior Junta; algunos de la villa de San Fernando de Apu- re, fingiendo la voz del pueblo, informan inicuamente de su cura, y esto mismo practica en esta villa de Achaguas un solo individuo de ella contra aquel misionero, y apenas llegan a la Superior Junta estas quejas, sin más justificación y apoyo que el dicho de aquéllos, se me ordena la expulsión de entrambos, sin admitir excusas ni representa- ción de haberse verificado. A vista de estos procedimientos, considere V.S.I. cuáles serán las producciones de unos hombres que sólo piensan en ocupar, si pu- dieran, todo el mundo con sus haciendas. No es posible reducir a la pluma las descompuestas palabras que llegan a nuestros oídos ser de- rramadas especialmente de aquellos recién desposeídos del derecho de sus amparos. Al misionero de Bancolargo le acusan de haberse producido con palabras ofensivas a la Junta, por cuya causa se halla en la capital, habiendo quedado aquella población sin sacerdote; en la misma junta, o por lo menos por individuos de ella, se ha tratado la confiscación de todas nuestras temporalidades, y, aun más que todo esto, tenemos que, en atención a que todo este trastorno lo atribuimos a un injusto, antiguo y mal concebido odio de un individuo de la misma Junta, que desde su institución ha sido el eje o piedra funda- mental de ella. En virtud de lo expuesto, titubean estos misioneros sin saber qué partido tomar. Muchos nos han instado a que desamparemos la pro- vincia, haciendo acelerada entrega de todas sus misiones; mas yo les he aconsejado sufrir y tolerar entre tanto que, dando parte a V.S.I. de nuestra aflición, nos descubra el rumbo o camino que con menos peligro debemos tomar, como lo espero de V. S., a quien la suma Deidad prospere como lo desea y pide este su humilde siervo y ca- pellán de V.S.I. Fr. Salvador de Cazalla (firmado y rubricado)

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