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378 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 310 El fundador de la villa de San Fernando de Apure, P. Buenaventura de Benaocaz, expone al rey lo sucedido en la fundación de dicha villa, los adelantos logrados y éxitos conseguidos, pero también las contra- dicciones para que se ponga remedio por perjudicar notablemente a sus vecinos.-San Fernando de Apure, 2 julio 1795.— Original (AGI, Caracas, 399). Señor: Siempre ha sido la persecución el patrimonio propio de nuestro apostólico ministerio y misiones, pero también ha sido vuestro real poder un antemural que en todos tiempos se ha designado protegerlo, defendiéndolo de los insultos de sus enemigos, por medio de vuestras reales órdenes dirigidas a fin de contener el orgullo con que, por sus fines particulares, han procurado aquéllos impedir el progreso de nues- tras tareas apostólicas en la reducción de los gentiles y estorbar, por consecuencia necesaria, el incremento de nuestra religión católica y propagación del santo Evangelio en esta parte de vuestros dominios de América. Con este importante objeto se sirvió V.M., por su real cédula de 7 de enero de 1799, prohibir toda venta y composición de las tierras que median entre los ríos Apure y Meta, descubiertas por vues- tro misionero capuchino Fray Jerónimo de Gibraltar, concediéndolas en perpetuidad a los indios ya reducidos a los pueblos o que en ade- lante se redujesen, para sus sementeras y manutención de sus ganados, sin opresión ni angustia, y encargando el establecimiento de algunos pueblos de españoles que, sin perjudicar a los indios, sirvan a éstos de resguardo y abrigo. Esta piadosa real concesión y encargo de V.M. y aquella vuestra real prohibición parece, señor, debían servir de freno a la ambición de unos terrenos de que V.M. mismo, siendo su legítimo dueño, se ha desapropiado con no poco perjuicio de vuestro real erario por atraer con este aliciente los indios al amoroso seno de la Iglesia, y los espa- ñoles al auxilio de una obra tan interesante al servicio de Dios y de Vuestra Majestad. Pero algunos poderosos desentendiéndose de aquellas vuestras reales católicas disposiciones y aun atropellando el respeto, veneración

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