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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN LOS LLANOS DE CARACAS 307 haciendas de cacao y hatos de ganado vacuno, de mulas y de caballos. Se comenzó a fundar este dicho pueblo por los religiosos capuchinos andaluces, misioneros de esta provincia, el año de mil seiscientos no- venta y tres, pero nunca tuvo efecto a causa de las repetidas fugas de los indios que se habían congregado para su establecimiento. El año de mil setecientos cuarenta y nueve volvieron dichos religiosos a tratar de esta misma fundación a consecuencia de los encargos que se les hicieron por el Ilustrísimo Señor Obispo de esta diócesis y por el señor gobernador y capitán general de esta provincia, y entonces hubo de verificarse su formal establecimiento con indios de naciones palenques, cumanagotos, chaimas, caribes y sabitas de varios pueblos, que andan dispersos y ejecutando algunas maldades en las riberas del río Guárico, que corre inmediato a esta población, la cual estuvo a cargo de dichos religiosos capuchinos hasta el año de mil setecientos setenta y uno, en que, habiéndola entregado al Ordinario eclesiástico, fue erigida en doctrina, proveída ésta conforme a las leyes del real patronato en presbítero secular. Corresponde al vicariato de la ciudad de San Sebastián de los Reyes y su territorio parroquial, inclusive la parte que se le desmembró para la erección de la nueva parroquia del supradicho valle de Taguai, de que ya queda dada razón, consiste en seis leguas de oriente a poniente, y trece de norte a sur. Al oriente confronta con el supradicho pueblo de San Rafael de Orituco, distan- te veinte y dos leguas; al poniente, con el pueblo de San Francisco de Cara, distante veinte y dos leguas, en que intermedian algunas serra- nías casi intransitables; y al sur, con el pueblo de Barbacoas, distante trece leguas. La iglesia parroquial de este pueblo de Camatagua está dedicada a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora; su fábrica que es de una nave de mediana capacidad y fortaleza, se estaba acabando de construir al tiempo de la visita; entonces se hallaba ya concluida la capilla mayor, de paredes de adobes, y techo de tablas, cubierto de teja, y lo restante de la nave tenía ya casi enrasadas las paredes de ta- pias y mampostería, y para su techo estaban prevenidas las maderas necesarias. Las funciones eclesiásticas se celebraban, ínterin se finali- zaba dicha nueva iglesia, en una capilla de paredes de bajareque y techo de palma, en la cual había sólo un altar dedicado a la Inmacula- da Concepción de Nuestra Señora y a un lado estaba la fuente bautismal.

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